La eterna palabra absolutoria: ¡Pobrecito!, por Tony Rivera Chávez
En este país nos hemos acostumbrado al perdón con la aplicación de un sistema que arrastra lo malo y lo bueno del venezolano evadiendo así las rigideces de las leyes para abrirle las puertas del calabozo a los criminales a la vez que para impedir la crítica de los hombres en su ejercicio burocrático.
El primer cuento de cuartel conocido y que permitió ocultar toda la trayectoria de nuestro héroe nacional, Simón Bolívar, quien fuera Rey de los mantuanos y como tal se colocó por encima del bien y del mal y, en consecuencia, debió ser juzgado para formarnos una opinión real de sus andanzas contra Miranda, Piar, contra el pueblo, los negros y los aborígenes, etcétera. a la vez que favorable a un sistema económico injusto pero que antes de morir se le dio el salvoconducto para ser exceptuado de críticas y señalamientos con eso de que murió con una camisa prestada casi que en la vera de un camino y desde allí lo divinizaron con el ¡Pobrecito! y desde ese momento se hizo santo de tal manera que hasta los comunistas y Marxistas elevaron su equivocación al cielo por haberlo señalado como apasionado, egoísta y arbitrario ya que los intereses de los mantuanos y el militarismo habían descubierto el procedimiento para limpiar expedientes y trayectorias con el ¡Pobrecito!
Así ante este principio absolutorio nos hemos acostumbrado a ocultar la verdad de tal manera que no hay momento en la vida nacional que por este efecto no se cierren las críticas o las normas para investigar las actividades de nuestros líderes, dirigentes, burócratas, etcétera y esto no solo ocurre a los altos niveles sino que está con mayor fuerza generalizado para encubrir “pendejos” (vivarachos de segunda) que cuando se ven con la soga al pueblo buscan ese artículo del ¡Pobrecito! para ser liberados. Él no es malo, está pelando, déjenlo en paz; y así como elixir milagroso para la asepsia concurre sobre el señalado y hay veces que hasta puede resultar desde este ¡Pobrecito! que salte a la palestra pública y se haga “héroe”.
Si se tiene responsabilidad sobre algún personal y alguien comete una falta y usted lo destituye se construirá un cerco de apoyo para protegerlo de usted, y sus amigos, compañeros, camaradas y afines por solidaridad lo elevaran al templo de los malucos y librete Dios de algún error porque los miembros de la secta exitosa de los ¡Pobrecitos! te ejecutaran sin aviso y sin protesto por cumplir con tus obligaciones. Así funciona el esquema que en cierta forma le da una estructura romántica rocolera al Modelo Corrupto Petrolero en toda su existencia y desde mucho antes de aparecer.
Cuando el Socialismo Científico acepta la crítica y la autocrítica y el fundador del asunto es Carlos Marx el mismito que dijo que Bolívar era un ¡canalla! y no se oye a ningún “líder” de este proceso hablar de marxismo. Estamos ante la explicación silenciosa de este mal nacional porque no solo no hablar de él por ignorar sus escritos y consideraciones sino porque de darle vigencia entonces borraría el Pobrecito originario para mantener el Mito Absolutorio y se abriría el cauce para la condena a la clase dirigente “bolivariana” y su destilado lumpenburocratico lo cual sería atentatorio para la paz de la Patria y el bolsillo de los patriotas en el negocio. Imagínense que el Tte. Capitán de Satanagarrando Cabello seguidor de la Rosa Mística al aplicársele la crítica seguramente quedaría al descubierto su adoración por la Pica Pica más que a las rosas y así se caerían las máscaras. Recuerden que al Tte. Andrade al perder un ojo en un juego (nada burgués) de chapitas adquirió de por vida el título de ¡Pobrecito! y fue designado para cubrir con este título cargo como Tesorero Nacional y full de dólares termino siendo sobre la tarima publica yanqui presentado como pillo y también otra colaboradora del Comandante Difunto una ¡Pobrecita¡ enfermera le dieron la misma dosis del ungüento revitalizador y ¡zuas! la nombraron en lo mismo y al salir del esquema termino en rejas extranjeras. Método malo este del ¡Pobrecito! solo exitoso en Venezuela.
Así pues, si el vigilante de su condominio falta o llega ebrio, no tendrá sanción alguna porque ¡Pobrecito! qué pena tendrá o si su trabajadora doméstica le substrae algo de su casa al final será absuelta por la palabra mágica porque los venezolanos somos así, pendejos universales.
Miami para la fecha está llena de ¡Pobrecitos! mientras los promotores del mecanismo absolutorio pasan las mil y una carencia mientras dicen: ¡Pobrecitos! los iban a meter presos por robarse unos dólares, pero gracias a Dios que se fueron……