La fe puede cambiar gobiernos, por Ángel Monagas
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La fe puede ser una fuerza poderosa que puede unir a las personas y movilizar cambios sociales significativos. Sin embargo, el impacto de la fe en el cambio de un gobierno específico depende de varios factores, como el contexto histórico y cultural, la naturaleza del sistema político y la participación de los líderes religiosos en el proceso político.
En algunos casos, la fe ha desempeñado un papel importante en la resistencia contra regímenes opresivos y en la promoción de valores democráticos. Por ejemplo, durante el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, líderes religiosos como Martin Luther King Jr. utilizaron el lenguaje espiritual y la moralidad para inspirar a la gente a luchar por la justicia y la igualdad.
Sin embargo, el impacto de la fe en el cambio de un gobierno también puede ser complejo y depende de cómo se entiende y se utiliza la fe en el contexto político.
En algunos casos, la fe puede ser utilizada para justificar acciones opresivas o para promover divisiones entre grupos. En resumen, la fe puede ser un factor importante en el cambio de un gobierno, pero su impacto depende de cómo se entiende y se utiliza en el contexto específico. En Nicaragua el mayor enemigo del régimen de Ortega es la Iglesia Católica.
Necesitamos en Venezuela mucha fe. Es prácticamente una de las pocas armas con que contamos los venezolanos para enfrentar un sistema, atornillado hace 25 años.
De hecho eso que llaman «comunidad internacional», no es que nos abandonó. No. Es que hay realidades más importantes que otras y la nuestra para el exterior ha bajado mucho los decibeles. En los Estados Unidos el tema Venezuela, en lo cotidiano no existe. No somos centros de atracción.
¿Por qué? Hay muchas explicaciones.
Una de ellas es el propio pueblo que «ingenuamente» ha apoyado a quienes lo han defraudado y utilizado, entre otras consideraciones. Eso que llaman «comunidad internacional» se resume en el interés, por motivos variados de Estados Unidos por un lado y por el otro Cuba, como gran beneficiado.
Negociar es la clave. Duro. Difícil. No hay de otra.
El problema no es el hambre, ni la violación de derechos humanos, la censura u otros temas que simplemente son el rostro de una apariencia cruel, trágica. El tema es económico. Lo que una nación representa para la otra y sus afectaciones.
El chavismo no es atractivo para los Estados Unidos, pues la crisis económica nacional ha iniciado una interminable fila de problemas para la primera potencia mundial.
Chávez y no por su causa sino por una coyuntura, mantuvo a flote las finanzas venezolanas y se daba lujos a la población que hoy reposan en nuestros recuerdos. La migración era mínima y por motivos distintos a los actuales. Este tema si interesa al “Tío Sam” por las repercusiones vigentes en una nación sometida a miles de tropiezos económicos, aumentados gracias al incesante ingreso de grupos de ciudadanos, fundamentalmente de Venezuela, sin obviar Haití, Nicaragua y Cuba, por mencionar cuatro.
No es una migración como la de tiempos pasados, que también ocasionó problemas, con la diferencia de que eran necesarios y fortalecieron una nación necesitada de ayuda humana. Huían de la guerra, de la persecución, no del hambre. Buscaron guarecerse de las injusticias nazi, bolchequive, comunismo, fascismo, castrismo, entre otros.
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La migración actual proviene de una minoría, fundamentalmente de una clase que ellos mismos crearon: resentidos, flojos, que pretenden que el país se adapte a ellos y no al revés, afectando a los que emigran llenos de valores, de fuerzas, de moral. Lo vemos por ejemplo con los cubanos.
No es igual la actual llegada que la de 1958-1960 cuando se impuso Fidel. Similar a los venezolanos que siguieron a Chávez, que lo adoraron porque fueron cautivados por sus discursos y hoy se van de un país donde el Clap es de comida podrida, la salud, el trabajo, la calidad de vida es un sueño inalcanzable. Huyen de un país donde la inseguridad es el orden del día y el hampa manda.
Lo peor es que el tema migratorio puede en conjunto con el tema económico, hacer perder a un candidato, a un partido en ejercicio del poder, como los demócratas.
Que Estados Unidos quiera resolver el tema Venezuela porque afecta sus negocios, como por ejemplo el petróleo, la seguridad, no es criticable. Así deben pensar todas las naciones.
Para el año 2060 según muchos analistas, la población latina al ritmo actual será mayoría en los Estados Unidos y esto evidentemente inquieta anticipadamente a muchos sectores. Quizá por eso el discurso del número 1 en las encuestas para ganar las elecciones primarias y las externas como Donald Trump, radica en la antinmigración.
Un período más del chavismo-madurismo en el poder, significa mayor incertidumbre y mayor migración. El último en salir que apague la luz. Yo tengo la fe suficiente para creer que incluso desde sectores internos de la izquierda y del chavismo, eso no sucederá. Tengo que creerlo. No tengo de otra. Confiar en que las negociaciones preparan las elecciones y si estas se producen no hay manera de que el país no cambie. No es un milagro el que pedimos. Es tener fe. Creer y hacer que pase.
Al Padre Celestial oramos para que toque el corazón de las grandes mayorías. De todas maneras se hará su voluntad y él sabe lo que necesitas para romper las cadenas de esta lucha, que como bien lo dice María Corina, es del Bien contra el Mal.
Cae uno caen todos
Lo de Citgo, según muchos especialistas en la materia, priva a la nación de un bien importante, cayendo la responsabilidad en la gestión de Maduro y la mayor parte en lo ocurrido financieramente durante el «interinato» de Guaidó.
Algunas defensas de sus beneficiarios, como es el caso de Orlando Viera, caen en el ridículo de querer justificar lo que las evidencias contradicen. El economista Phd Francisco Rodríguez explica magistralmente lo sentenciado en la Corte de Delaware.
Los problemas de unidad siguen vigentes en varias regiones de Venezuela, lo sucedido en el consejo legislativo de Margarita y en otras localidades, lo evidencian. Diosdado Cabello, en su desesperación por suplir la candidatura de un Nicolás que lucha por sobrevivir, maniobra para que su hombre de confianza Maikel Moreno regrese a presidir el TSJ.
Los cubanos han decidido esperar el resultado de EEUU para decidir el tema venezolano. Un triunfo de Trump implosiona el plan de la isla. No obstante hay presiones para acelerar las jugadas.
Nuevamente advertimos el error de la alianza con Leopoldo pues este personaje, confabula con sectores republicanos para achacar toda la crisis venezolana a Biden, metiéndose sin ser llamado a un pleito muy por encima de sus fuerzas e intelecto.
La revelación de los diputados AN-2015 que formaron parte de la comisión que favoreció a Alex Saab, nos muestra que no son todos los que están ni están todos los que son. Muestra otra vez, la participación de Voluntad Popular en alianza con sectores chavistas y de los llamados «alacranes».
Únicamente pido a todos los medios, en manos opositoras, que no callen. El plan Ecuador, es el inicio de la nueva embestida para socavar las fuerzas liberales que intentan emerger. Argentina es el próximo blanco de estos grupos impulsados por la izquierda más rancia de Latinoamérica.
Se me acabó el papel…