La feroz urgencia del ahora, por Orlando Chacón
La destrucción se vive de forma dramática y en condición vergonzosa ante el colapso de la tierra que nos vio nacer. En la calle, los ciudadanos caminan con la mirada perdida dejando una estela de desesperanza ante el inexistente servicio de transporte, sin ver una válvula de escape clara que acabe con la peregrinación por comida y medicinas que hoy agobia los hogares venezolanos arropados por la miseria y la oscuridad.
La feroz urgencia del ahora, hoy nos convoca a tomar acciones, a no permitir que continúe la destrucción de nuestro presente, frente a la aniquilación de nuestro futuro como país. La diáspora que ha generado la vulneración de la calidad de vida, a separado millones de familias, ha llevado a despedir en un cementerio a miles de venezolanos producto de la violencia y de la crisis a la que se enfrentan nuestros hospitales, donde sencillamente, el derecho a la vida se lo llevó el corrupto que se robó el dinero para las medicinas.
No me resigno a guardar silencio, ha ser cómplice de la destrucción. Decido alzar mi voz, y que sumada a la voz de cada venezolano retumbe el “¡Muera la opresión!, Compatriotas fieles, la fuerza es la unión”.
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Hoy el ciudadano necesita respuestas, conducción, soluciones y unidad por parte de su dirigencia. Es el momento de hacer y estar. Es el momento de acompañarnos todos a todos.
Como ciudadano, no tienes que preguntarle a otro que hacer. Cada ciudadano, desde su espacio, puede marcar la diferencia. Frente a la indolencia seamos solidarios, frente a la vulneración de nuestros derechos inalienables como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, defendámoslos. Que frente a la apatía y la desesperanza nos convirtamos en ciudadanos comprometidos a sumar. Venzamos la inacción con acciones que nos permitan avanzar como comunidad, como sociedad, como país. Porque este país es nuestro y la feroz urgencia del ahora nos convoca, es el momento de hacer.
Ahora es el momento de sacar a nuestro país de este yugo. Este no puede ser un fin, si no un principio de unidad, de compromiso ciudadano por recuperar el mejor país del mundo, porque claro que Venezuela vale la pena.