La fuga es su divisa, por Teodoro Petkoff

De este viaje de Chávez lo interesante no es la ida sino el regreso. Se fue y aquí dejó en órbita varios asuntos conflictivos de los cuales será a su retorno cuando se conocerán los desenlaces. Pendientes quedaron el truculento emplazamiento a los bancos, la declaratoria del estado de excepción, la definición respecto de la alianza con el MAS, los pasos concretos para completar la exhumación del MBR-200. Como es habitual en los regímenes personalistas, no se moverá una paja hasta tanto el jefe venga y diga por dónde van los tiros.
Entre tanto, y por ello mismo, las expectativas negativas y la incertidumbre continuarán campeando por sus fueros y manifestándose a través del sostenido y creciente drenaje de dólares. Las reservas del Banco Central vienen disminuyendo, lenta pero incesantemente, en tanto que las del FIEM no aumentan en la misma proporción. En otras palabras, dólar que entra es dólar que sale. La razón principal de ello no parece residir en la búsqueda de una mayor rentabilidad (las tasas en el exterior están cerca del piso) sino en la intención de proteger el patrimonio, ya sea el de personas naturales o el de las jurídicas. Esto es lo que podríamos llamar un ataque de baja intensidad sobre nuestra moneda. Por ahora, no hay mayores razones para entrar en pánico, pero no sería malo recordar que el Viernes Negro, en 1983, estuvo precedido por una sostenida fuga de capitales. Las motivaciones para este comportamiento no son las que la manía de ver conspiraciones en todos lados cree percibir, sino las que corresponden a la lógica conducta de quienes no ven claro el porvenir. En suma, el país está colocado bajo la presión de expectativas negativas.
Razones estrictamente económicas no existen para ello. Este debía haber sido un año económicamente mejor que el anterior. Sin embargo, el impulso que parecía haber adquirido la economía en el último cuatrimestre del 2000 (5% de crecimiento) se debilitó nuevamente en el primer trimestre de 2001, cuando el desempeño de la economía fue bastante modesto. Alrededor de 2% de incremento en el PIB, comparado con el mismo lapso en 2000. ¿Qué pasó? La expectativa sobre precios petroleros no puede ser: con todo y el descenso respecto de 2000, no se prevé nada parecido a un desplome en 2001 y todo apunta a que los precios se sostendrán por encima de los 20 dólares. ¿Entonces? Poca duda tenemos de que la explicación hay que buscarla en el comportamiento político del gobierno. El estilo «carrito chocón» se está revelando terriblemente destructivo. Del modo como el gobierno maneje las materias que dejó en suspenso dependerá en buena medida el cuadro económico y social en el corto plazo. Si al retorno la línea es la «profundización del proceso», no le arrendamos la ganancia al país