La fuga, por Héctor Pérez Marcano
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¡Por fin tengo algo que celebrar! ¡¡¡Se fugó Leopoldo López!!! Me quedaba un poco de whiskey –dos dedos de Old Parr Superior Blended Scotch 18 años que había decidido tomármelo cuando sucediera algo que valiera la pena; algo que significara una derrota para el régimen totalitario de Maduro. Mientras, me he conformado con tomarme de vez en cuando un traguito de un ron con ponsigué que tengo varias décadas añejándolo en una garrafa.
Me he dedicado a releer algunos libros. Vargas Llosa me ha salvado del tedio, de no saber qué hacer. Ya me leí por segunda vez las Obras Completas de Oscar Wilde y su terrible vida. Raspé también “El amante de Lady Chatterley”. Me devoré las 500 páginas del “Falke» de Vegas y toda su aventura. Me he aterrorizado de nuevo con Edgar Allan Poe y sus tenebrosos relatos. Pese a ser un poco pesado logré terminar “El sueño del Celta” de Vargas Llosa. Me he leído varias veces “Sangre de mariposas”, estupenda novela corta de Oscar Silva Araque. Me entretiene seguir la pista de la atribulada vida de Delgado Chalbaud y su familia.
Américo Martín ha sido un refugio. Me he leído varias veces sus Memorias, especialmente el segundo tomo” la terrible década de los 60” del siglo pasado. Tomo en el que relata nuestras reuniones con Fidel, en 1965, que duraron tres días consecutivos.
Alguien dijo que ha sido el monólogo más largo de la historia. Tres días estuvo Fidel hablando y nosotros escuchando. Américo recoge muy bien esos tres días luminosos. Me he refugiado varas veces también en mi obra “La invasión de Cuba a Venezuela”, de Machurucuto a la revolución bolivariana” preludio de una invasión “consentida” que narra lo que fue el prólogo de nuestra desgracia al ser subyugado Chávez por un Fidel encantador de serpientes que supo apoderarse de los 700 mil millones de dólares que es en lo que se estima el ingreso extraordinario que tuvo Venezuela cuando el barril venezolano superó los 100 dólares. Suma que se tragó la ineficacia cubana y la corrupción de Ramírez y “el cartel de los soles”.
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No teniendo más que leer y después de devorarme de nuevo el Decamerón logré que uno de los hijos de Moisés Moleiro me prestara su libro “El Partido del Pueblo. Crónica de un fraude.” En él, Moisés con gran maestría va desbrozando toda la estrategia de Rómulo Betancourt para llevar a su partido y a sus compañeros de la vieja guardia adeca a cometer la mayor traición de la historia. No otra cosa es lo que Moisés va deshojando para narrar como Betancourt convirtió al partido destinado a liberar a Venezuela y a sus compañeros a respaldarlo, creyendo que con él al frente Venezuela sería libre y de los venezolanos.
Así como engatusó a Leoni, Valmore, Dubuc, Prieto, etc. intentó también lo mismo con el Buró Juvenil Nacional de AD. Lo intentó en la primera reunión que tuvo con nosotros al regresar del exilio. Nos invitó a desayunar en su casa. Éramos once dirigentes de la Juventud. El desayuno era con sándwiches de jamón y queso en un pan como el que le puso Manuel Martínez al “Juan Bimba” que personificaba al “pueblo”. El pan valía una locha. Nos recibió con mucha cordialidad aunque en seguida inició su labor de engaño.
Resulta que Moleiro era el Secretario Juvenil de la seccional Caracas y ya Moisés se preocupaba por problemas como el de la unidad de los revolucionarios y escribió en el periódico “Barricada” de la seccional un artículo en el que planteó que Acción Democrática debía ser el centro que aglutinara a los revolucionarios en un gran partido; por tanto AD debía ser un partido transitorio. Betancourt abrió fuego: le dije a Moisés leí tu artículo, discrepo porque pones a AD como esos tranvías que había en Caracas “Puente de Hierro-El Paraíso y había que hacer trasbordo para llegar al Paraíso que según tú es el socialismo. Te equivocas, el partido llegará directo al socialismo.
Les aclaro que yo soy tan antiimperialista como ustedes. Lo que ocurre es que ustedes son jóvenes fogosos y les encanta pregonarlo y tener la “roseta” roja en la solapa. Ocurre que estamos en el hemisferio occidental, por ello hay que ser hábil frente al imperialismo. Y como estaba en plan de seducción nos soltó esta perla: “Yo aspiro a que mis nietos vivan en el socialismo”. Por supuesto que no le creímos.
Le concedo gran importancia a la fuga de Leopoldo. Ha sido una hazaña que ha tenido la virtud de proporcionarnos un momento de alegría en medio de esta tenebrosa e inmensa cárcel que es hoy Venezuela. Poe no podría describir lo que es hoy Venezuela, se quedaría corto.
Gracias a Leopoldo por suministrarme estos minutos de esperanza. Tu fuga ha tenido la virtud de elevar el ánimo colectivo del venezolano.
Dijiste una vez que “el que se cansa pierde”.
Aquí apelaremos a esfuerzos como el tuyo para no cansarnos.
Acabo de cumplir 90 años y no me siento cansado; voy a seguir luchando como dice “Maelo” “P´alante, p´alante como ¡¡¡un elefante!!!
Héctor Pérez Marcano fue Diputado al Congreso Nacional de Venezuela. Cofundador del MIR.
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