La Guardia Nacional se calienta pero aún no enciende al resto de la FAN
Hasta ahora las muestras de descontento en las filas castrenses provienen del cuerpo que más le ha dado a Maduro, no solo ministros sino represores
Durante más de una semana, los militares venezolanos han estado en el centro de la diana de la política en Venezuela. La Asamblea Nacional ha hecho llamados insistentes a que desde los cuarteles se produzca un deslave en el apoyo que la Fuerza Armada Nacional (FAN) mantiene a Nicolás Maduro, la última columna que aún lo mantiene en pie. Y desde el gobierno, se reiteran los respaldos al mandatario y se insiste en que los uniformados darían “la vida” por defender la revolución bolivariana.
El Alto Mando Militar insiste en que hay una unidad monolítica en las tropas entorno al gobierno de Maduro, pero la realidad grita otra cosa. El 10 de enero, funcionarios de la Guardia Nacional del Comando de Zona 43 de Caracas fueron detenidos por la Dirección General de Contrainteligencia Militar luego de que se hicieran públicos por redes sociales unos videos en los cuales denunciaban que “la comida no sirve para nada” y reclamaban “ser tratados con dignidad”.
Cuatro uniformados fueron apresados bajo los cargos de desobediencia. Ese mismo día se dio a conocer por fuentes extraoficiales lo que comían en ese Comando de Zona 43: media sardina y una porción de arroz.
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El lunes 21 de enero, un pequeño comando de la Guardia Nacional se alzó. Los uniformados reclamaron por la precaria calidad de vida. El movimiento encabezado por 27 soldados fue rápidamente sofocado por los leales a Maduro, en una operación que no solo incluyó a sus pares del mismo componente –uno de los cinco que conforman la Fuerza Armada Nacional– sino que convocó además a la letal Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los involucrados pertenecían también al Comando de Zona 43 de Caracas.
Cuatro días más tarde, el viernes 25 de enero, se registró un allanamiento por parte de la DGCIM al Comando de Zona 43. Se habla de varios detenidos. En cualquier caso, la cuenta de militares presos actualmente por insubordinación o acusados de rebelión suma unos 180 nombres.
Al día siguiente, mientras el Comando de Zona 43 cambiaba de comandante, el agregado militar de Venezuela en Washington, el coronal de la Guardia Nacional José Luis Silva Silva, reconocía a Juan Guaidó, presidente del legislativo, como legítimo Jefe de Estado venezolano. La respuesta oficial de la FAN fue calificarlo de traidor.
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La Guardia Nacional ha sido fundamental en el apoyo al gobierno desde hace muchos años. De sus filas salió el actual Ministro del Interior, por ejemplo, y otros altos oficiales que luego pasaron a ser gobernadores de Estado o presidentes de empresas estatales. Pero siempre ha sido un componente de segunda fila: todos los ministros de la Defensa han sido del Ejército o la Armada, principalmente, o en todo caso de la Aviación, donde se concentra además el mayor gasto de recursos para el apresto operacional.
“Es el componente más criticado por la sociedad porque ha sido el encargado de la represión a la disidencia. Han sido los que han dado más por Maduro y se están muriendo de hambre ahora”, dice Rocío San Miguel, directora de Control Ciudadano.
Según El Termómetro de la Calle, un monitor de conflictividad social realizado en alianza entre El Pitazo, TalCual y Runrunes con instrumentos desarrollados junto a ORC Consul1tores, durante 2018 la Guardia Nacional fue el cuerpo de seguridad que protagonizó más acciones represivas. En 6% de las protestas registradas durante el año hubo actuación gubernamental, directa o indirecta. Los verde oliva protagonizaron el 46% de esas intervenciones, y accionaron los gatillos en el 80% de las ocasiones en las que se presentaron.
San Miguel afirma que en la GN ha habido negativas a reprimir, especialmente en ese Comando de Zona 43 que es fundamental para el control territorial de la capital. “Por eso estamos viendo cómo nuevamente se apela a grupos elite para actuar en la sombra”, suma en referencia a la FAES. No obstante, no cree que sea previsible que se produzcan pronunciamientos colectivos en una unidad militar “porque sería inmediatamente apresados”.
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Hernán Castillo, sociólogo e investigador de los militares, cree que el descontento puertas adentro de las unidades armadas es transversal, pero destaca en la GN pues allí se incluye la negativa a reprimir. “Esos problemas son generalizados pero se nota más en los grados de teniente coronel hacia abajo”, afirma en referencia a los rangos que manejan pelotones.
Pero la Guardia Nacional, a pesar de tener más de 65 mil hombres en sus filas (según cifras extraoficiales de 2017), no puede encabezar una insurrección definitiva. Primero, porque es el cuerpo históricamente con menor prestigio dentro de la FAN, y luego porque “no tiene capacidad política y técnica, ni ascendencia para convocar y liderar al resto de la institución militar”, apunta Castillo. Dice que sí tiene capacidad para desestabilizar a un gobierno, “que es lo que pareciera que está ocurriendo”.
El experto es tajante: “quienes tienen capacidad, posibilidades, para derrocar al régimen son el Ejército y la Aviación combinados”. Desde el Observatorio de Seguridad y Defensa asienten: “Precisa de ellos para hacer creíble su poder”.
El comandante del Ejército, José Suárez Chourio, mantiene su lealtad. El general comparte con sus pares de la Armada y la Aviación formar parte de la generación 1986, una muy influenciada por el chavismo desde la Academia Militar y de la cual surgieron buena parte de los soldados que acompañaron a Chávez en su intentona golpista de 1992.
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Aun así, Castillo cree que la Fuerza Armada venezolana es un volcán en erupción “que en cualquier momento puede estallar”, y San Miguel apunta que aunque lo que ocurra en la Guardia Nacional no sería definitivo en sí mismo, “es difícil saber qué efecto pueden tener los chispazos en una pradera seca”.