La hiperinflación arrasa el bolsillo de los argentinos, por Sandra Choroszczucha
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La hiperinflación que abruma a la Argentina no permite que se lleven a cabo contratos, inversiones, operaciones de compra y venta o préstamos sostenidos en el tiempo. Y bajo un sistema capitalista, es condición sine qua non poder llevar adelante este tipo de operaciones a mediano o largo plazo. Y si esto no ocurre, con frecuencia colapsan las economías y los gobiernos.
Por convención de la macroeconomía, una nación se encuentra frente a un régimen de alta inflación cuando los precios alcanzan o superan los tres dígitos en un plazo promedio de un año, y frente a un proceso hiperinflacionario cuando los precios escalan más de un 50% en un mes.
Cuando se asoma la hiperinflación en un país, según el profesor de la Universidad Johns Hopkins, Steve Hanke, comienzan a manifestarse algunos fenómenos que en Argentina ya son visibles. Los comercios comienzan a cambiar los precios de bienes y servicios cada semana o inclusive cada día. La población empieza a gastar su salario con la mayor rapidez posible en bienes de consumo duradero (aunque no los necesite) para no perder poder adquisitivo. Y se suele calcular el valor de los bienes y servicios en una moneda extranjera estable en lugar de calcularlo en la moneda local, con frecuencia los ahorros se mantienen en una moneda extranjera y se comienzan a realizar transacciones en moneda extranjera.
En 2016, el país latinoamericano más cercano a la hiperinflación y que podía pasar la barrera del 50% mensual de modo sostenido, según el profesor Hanke, era Venezuela. Para ese momento, el país ya tenía una inflación de 255% anual. Y la sucesión de las pésimas medidas tomadas por el régimen de Nicolás Maduro resultaron en una escalada que continuó arrojando una inflación de 438% en 2017, de 65.374% en 2018 y de 19.906% en 2019.
El impacto de la pandemia
A nivel global, en 2020 los bancos centrales se vieron en la obligación de emitir grandes sumas de dinero para financiar el gasto público incrementado por la pandemia del coronavirus, en un contexto de enorme parálisis de la actividad económica.
Para marzo de 2021, las economías de los países más desarrollados ya manifestaban procesos de inflación luego de casi tres décadas de estabilidad. Estos procesos se agravaron a partir de la guerra ofensiva desde Rusia a Ucrania, debido a que ambos países son proveedores de alimentos y energía, y la oferta de estos bienes se restringió considerablemente.
En 2022, en América Latina el Índice de Precios al Consumidor IPC determinó una inflación interanual en Venezuela de 305%, en Argentina del 94,8%, en Colombia del 13,1%, en Chile del 12,8%, en Uruguay del 8,1%, en México del 7,8%, en Brasil del 5,7% y en Bolivia del 3,1%. Mientras que, en naciones de otras latitudes, la inflación interanual marcó la cifra de 11,6% en Italia, 10,7% en Gran Bretaña, 9,6% en Alemania., 6,5% en Estados Unidos o 5,7% en España. El IPC en el mismo período en países en conflicto marca una inflación de 55% en Siria, 35% en Etiopía o 26% en Ucrania.
Del total de países que conforman el globo terráqueo, Argentina, actualmente con una inflación del 102,5%, se ha ganado el cuarto lugar en el ranking de países con mayor inflación.
Al mismo tiempo, la inflación mensual en Argentina ha mantenido desde 2022 una tendencia al alza y según el IPC comunicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en enero de 2022 hubo una inflación de 3,9%, en febrero 4,7%, y a partir de entonces rondó entre el 5% y el 7% mes a mes. Y ya en 2023, la tasa alcanzó en enero el 6% y en febrero el 6,6 %. Y ya se estima, en base a mediciones de numerosas consultoras privadas, que el incremento mensual para marzo alcanzará o superará el 7%.
¿Por qué esta cifra genera alarma en Argentina? Porque cuando en julio de 2022 se alcanzó el 7,4%, la entonces ministra de Economía Silvina Batakis, quien duró menos de un mes en su cargo, se vio obligada a renunciar y pasar la posta a Sergio Massa (uno de los fundadores del oficialista Frente de Todos) quien mantiene estrechos vínculos con el establishment nacional e internacional. El objetivo era intentar detener la corrida contra el peso y evitar una posible hiperinflación.
Actualmente, a pesar de Massa y «su capitalismo de amigos», se prevé que el dato de la inflación que comunicará próximamente el Indec, sea equivalente al que en el pasado llevó a que se temiera el inicio de un espiral hiperinflacionaria.
En medio de este contexto, medios de comunicación internacionales como el Financial Times han comenzado a publicar titulares como el siguiente: La Argentina de la hiperinflación está a punto de florecer. Por su parte, el BTG Pactual, el Banco de inversiones brasileño, ha titulado: Instantánea Diaria de Argentina-Tema del día: Bailando en el Titanic.
Asimismo, estos indicadores de inflación son en gran medida responsables de la preocupante y creciente pobreza en Argentina. Según el Indec, con base en mediciones realizadas para el segundo semestre de 2022, 39,2% de los argentinos ya son pobres.
Sandra Choroszczucha – Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires.
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