La historia de cada día de Alí López, por Ángel R. Lombardi Boscán
Twitter: @LOMBARDIBOSCAN
Tengo el privilegio de recibir una micro clase de historia desde la biografía de un historiador representativo, cada semana hasta mi whatsApp, de parte del Doctor Alí López, historiador emblemático venezolano y cuya carrera académica de alto vuelo gestó en la Universidad de los Andes (ULA). Su obra historiográfica es amplia y reconocida: «Los Ministros de la Real Audiencia de Caracas 1786-1810» (1984); «La Real Audiencia de Caracas en la Historiografía Venezolana (Materiales para su Estudio» (1986); «La Real Audiencia de Caracas. Estudios” (1998); “Manuel Gual y José María España. Valoración Múltiple de la Conspiración de La Guaira de 1797» (1997); «Margarita y Cubagua en el Paraíso de Colón» (1998); «El descubrimiento del Lago de Maracaibo como consecuencia del tercer viaje de Cristóbal Colón» (2000) entre otros muchos aportes y contribuciones. Además, el Dr. Alí López es Premio Nacional de Historia Francisco González Guinán (1989) otorgado por la Academia Nacional de la Historia.
En la entrada 255, hace referencia al historiador mexicano Silvio Arturo Zavala Vallado (1909-2014). Aquí lo importante a destacar es la tridimensionalidad que tiene que asumir el historiador como creador de historia. Y no tiene nada que ver con el pasado, presente y futuro. Antes de esto hay que aclarar que la historia son los hechos aunque esos hechos el historiador los explica de una manera peculiar: seleccionándolos; organizándolos e interpretándolos. Lo cual nos lleva a concluir que la historia, en última instancia, es autobiográfica de acuerdo a las capacidades y talentos de quién la escribe.
Los tres tiempos a los que hace alusión Silvio Zavala son: el tiempo personal; el tiempo social y el tiempo dialogante. El primero hace alusión a nuestras opciones en la vida cotidiana alrededor de la familia, el trabajo y la sociedad en el país de nacimiento o acogida. El segundo, son las circunstancias del destino: ese tiempo social misterioso hecho de fortuna o tragedia y que sólo Dios es capaz de controlar o sencillamente: lo ignora.
Dice Silvio Zavala, recogido por Alí López: «A mí me tocó la guerra de Franco en España, la guerra civil; de modo que viví todo el ciclo de la República: su nacimiento, su florecimiento, su caída; después viví la Segunda Guerra Mundial». A la generación de mis abuelos paternos de origen italiano, la misma de Stefan Sweig (1881-1942) y Sándor Márai (1900-1989); les tocó el derrumbe de un mundo feliz: la de una Europa que inició el siglo XX con abrumadora confianza en el progreso pero que las guerras terminaron por hundir.
Algo parecido nos ha sucedido a los venezolanos nacidos luego del año 1950 que pudimos disfrutar de una Venezuela boyante para presenciar atónitos su más completa degradación y destrucción en los últimos veintidós años de la era chavista. Estas pestes históricas no las escoge uno.
Dice Silvio Zavala: “Ese ambiente no lo escoge uno, es el mundo el que se lo da, aquel en el que le toca vivir, yo he llamado a esas circunstancias: «el tiempo social del historiador», que se combina con el «tiempo personal». Y aquí nos introduce al “tercer tiempo” del historiador: Y todavía hay una tercera dimensión, la del historiador que está en un presente y tiene que mirar el pasado que escoge para dialogar con los muertos.
Ahora muchos estudian la historia contemporánea, pero lo normal es que el historiador entre en relación con el tiempo pasado, lo cual le da esa tercera dimensión temporal. Yo estoy convencido de que es allá dónde está la medula de nuestro oficio: estamos viviendo en un presente, somos como somos por la persona, las circunstancias, y por el tiempo social que nos toca, pero escogemos mirar algo hacia atrás. En ese dialogo entre el presente y el pasado es dónde se prueba el historiador para saber, en primer lugar, si sirve para estudiar la historia, y después como lo hace, qué logra dejar su obra como legado: esa es la médula de toda cuestión (1992).
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Ese legado está asociado a los talentos y originalidad en los aportes que les permite a las ciencias sociales avanzar hacia una comprensión más amplia del complejo fenómeno humano desde lo material hasta lo espiritual. Considero que el Prof. Alí López debería proponerse un texto de divulgación masiva dónde pueda seleccionar las mejores notas de sus: «Historias de Cada Día» con un breve comentario de su parte. Sería un aporte pedagógico maravilloso en un momento en que la historia como ideología de la sociedad cerrada cabalga a sus anchas.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, Profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia.
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