La hora de la toga, por Teodoro Petkoff
Hoy se le acaba su cuarto de hora a la Asamblea Nacional y, como era previsible, no ha designado a los rectores del CNE. De hecho, el tema jamás estuvo en la agenda parlamentaria, tal era la convicción de los padres conscriptos de ambos lados de que habría sido una ociosidad ocuparse del asunto. Toca ahora al TSJ cumplir con su parte, avalado ya no sólo por el Fiscal Isaías Rodríguez sino por el propio Poder Ciudadano.
Este, con sus dos integrantes, Fiscal y Defensor (ya es sabido que el Contralor es de adorno y ni huele ni hiede), ha hecho saber que acatará la decisión de la Sala Constitucional. Por otra parte, el presidente de la Asamblea, Ameliach, no tuvo más remedio que desautorizar el estrambótico “Proyecto Varela”. Su promotora quedó, en el más estricto y literal sentido de la expresión, con los crespos hechos.
Así pues, en los próximos diez días el TSJ tiene el camino despejado. De los magistrados lo que cabe esperar es un ejercicio de ponderación, equilibrio y sentido común, de modo tal que el CNE nazca sin ser centro de una nueva diatriba.
Adicionalmente, la Sala Constitucional avanzó un criterio respecto de la oportunidad para la recolección de firmas para un referendo revocatorio. De acuerdo con su opinión, no estableciendo la Constitución nada al respecto, la lógica indicaría que pueden ser recogidas con anterioridad al vencimiento de la mitad del periodo. Sin embargo, no dejó suficientemente claro con cuánta anterioridad. ¿Al día siguiente de instalado un gobierno se pueden comenzar a colectar firmas para revocarlo? Quizás valdría la pena una precisión adicional.
Igualmente, la Sala Constitucional aclaró que corresponderá al nuevo CNE decidir todo lo relativo a la validez y legitimidad de las firmas que se le entreguen para solicitar la convocatoria del RR. Habiendo ya anunciando el Gobierno que se propone objetar las que la Coordinadora se dispone a consignar dentro de pocos días, el órgano comicial se estrenará manejando esta papa caliente. Entonces es cuando comenzará la verdadera batalla jurídico-política. Hasta ahora sólo hemos asistido a un festival de fuegos artificiales.
Vienen tiempos interesantes.