La informalidad laboral escaló a 84,5% apoyada por la crisis económica
Según los datos disponibles, hasta 2015 se contabilizaba una informalidad de apenas 40,5%, el nivel relativo más bajo desde 1984, gracias a las cifras que arrojaba el Instituto Nacional de Estadística (INE)
Datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) permiten proyectar la informalidad laboral del país en un 84,5%.
Se trata de una cifra preocupantemente elevada que empezó a crecer desde 2015 a raíz de la crisis económica que padece el país, que condujo a la precarización del trabajo y por lo tanto a que los trabajadores buscaran alternativas fuera del empleo formal.
Otros indicadores de Encovi son útiles para explicar este porcentaje tan alto de informalidad. Pues la encuesta también estima que en el último lustro se produjo un incremento de la proporción de trabajadores no calificados de 9,7% a 36%; una reducción en la nómina del sector público de 36% a 24%; y una contracción de los trabajadores asalariados del 62% al 46%, a la par del crecimiento de los ocupados por cuenta propia de un 31% al 45%.
Según los datos disponibles, hasta 2015 se contabilizaba una informalidad de apenas 40,5%, el nivel relativo más bajo desde 1984, gracias a las cifras que arrojaba el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Sin embargo, el economista e investigador de Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB, Demetrio Marotta, precisa en el trabajo «La informalidad laboral en Venezuela: definiciones, medición y desafíos» que las mediciones utilizadas por el INE eran cuando menos imprecisas al tener en cuenta los parámetros internacionales para recopilar data sobre el sector laboral.
Se entiende que en la última década los organismos internacionales han trabajado en la reestructuración de los conceptos referidos a la informalidad laboral, diseñando un marco mucho más abarcativo para la correcta medición de aquellas personas que no forman parte del tradicional régimen del trabajo formal.
El material teórico sobre el trabajo informal es relativamente reciente, pues fue apenas en 2003 cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incorporó el concepto de «Empleo Informal» en su 17° Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo.
En esta reunión se incluyeron seis grupos distintos que pueden entrar dentro de la categoría de trabajo informal. Se incluyen: trabajadores por cuenta propia, empleadores en sus propias compañías del sector informal, trabajadores familiares auxiliares, miembros de cooperativas informales de productores, personas con empleos informales según su relación de trabajo y trabajadores por cuenta propia que producen bienes exclusivamente para su consumo final en el hogar.
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Debido a la carencia de conceptos universales, la legislación de cada país adopta su propia definición y metodología para estudiar al sector laboral.
En el caso del INE, se utiliza la misma metodología desde 1967 para estudiar el fenómeno. Esta no incorpora el contingente de empleados que, aún trabajando para empresas consideradas formales, están desprotegidos en términos de legislación laboral.
Sin embargo, los organismos internacionales que rigen la materia hacen una serie de recomendaciones para intentar estandarizar los mecanismos y emitir estadísticas acordes a las tendencias internacionales.
En este sentido, se ha adoptado como parámetro relativamente adecuado el uso del sistema de seguridad social y considera como informales a todos los que se encuentren por fuera de esta protección.
«Una alternativa de medición actualizada de los empleos informales supone utilizar la clasificación de los trabajadores no amparados por la legislación laboral, más concretamente, que no aportan, ni individual ni con el empleador, al sistema de seguridad social» destaca Marotta.
Encovi aplica este mecanismo, que difiere del utilizado por el INE en 2013 y que bajo la perspectiva del IIES acababa por sobrevalorar la tasa de empleo formal en el país. Este es otro factor que ayuda a explicar la abismal diferencia entre la informalidad calculada en 2015 y en 2020.