La “inútil” pero indispensable política, por Luis Ernesto Aparicio M.
Una vez más, la política se ve desacreditada en momentos donde debería ser la protagonista. Sin embargo, la historia ha demostrado que grandes crisis han sido resueltas gracias a su mediación. La política ha salvado millones de vidas y ha sido fundamental para construir o reconstruir democracias en países como Chile, Argentina, España y, por supuesto, Estados Unidos.
Tras la muerte del dictador Francisco Franco, España logró una transición exitosa hacia la democracia en la década de los setenta. La acción política de partidos y figuras como Adolfo Suárez fue clave en este proceso. De manera similar, Argentina restableció la democracia tras la dictadura militar, con la participación activa de líderes como Raúl Alfonsín.
En Estados Unidos, una nación con una larga tradición democrática, la política ha sido esencial para enfrentar los desafíos recientes, marcados por la polarización y las tensiones sobre la integridad electoral. A pesar de estos desafíos, la respuesta política ha sido crucial para preservar la democracia.
En el contexto actual, Venezuela atraviesa un periodo de turbulencia política que ha suscitado críticas hacia los presidentes de Brasil, Colombia y México, quienes han intentado promover una alternativa que equilibre los extremos y que facilite una salida a la crisis venezolana.
Las propuestas de los presidentes Petro y Lula, aunque mal manejadas en algunos aspectos, se hicieron con la intención de contribuir a la resolución de la crisis electoral que se desató en Venezuela tras el proceso del 28 de julio. Ambos coincidieron en la necesidad de una nueva votación, aunque con diferencias en los detalles: Petro proponía condiciones adicionales, mientras que Lula sugería un «gobierno de coalición».
Estas propuestas fueron presentadas a través de redes sociales y medios de comunicación, lo que puede haber sido un error táctico, ya que estos temas deberían discutirse directamente con las partes involucradas para evaluar sus pros y contras antes de hacerlas públicas.
Lo positivo es que estas propuestas nacen desde la política y su practicidad. No se trata de contentar a uno u otro extremo, sino de buscar soluciones que eviten la inacción, el paso del tiempo sin resoluciones o la violencia como medio para dirimir conflictos.
En esta búsqueda de soluciones, es relevante destacar la caracterización que el presidente Lula hizo del régimen venezolano, refiriéndose a él como un «régimen desagradable» y «autoritario». Esta descripción refleja una comprensión pragmática y realista de la situación en Venezuela.
Además de los presidentes mencionados, otros actores internacionales, incluyendo organizaciones como las Naciones Unidas y la Unión Europea, han insistido en la necesidad de respetar los principios democráticos y han propuesto fórmulas para verificar los resultados electorales de manera transparente.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) se ha sumado a estos esfuerzos, solicitando la publicación completa de la documentación electoral, incluidas las actas finales del proceso.
Cada una de estas propuestas y acciones diplomáticas demuestra que la política sigue siendo la herramienta fundamental para resolver problemas complejos, cuando se ejerce con respeto y responsabilidad.
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Contrario a lo que muchos opinan, la política no es ese arte «cochino» e «inútil» que algunos han practicado en detrimento de la confianza ciudadana. Al contrario, la política es indispensable y la única alternativa viable para resolver situaciones delicadas y difíciles. No debe ser vista como un instrumento de malhechores para usurpar el poder, aunque existan ejemplos de ello.
Vivimos en tiempos de desesperanza respecto a la democracia, en los que la política es percibida como inútil y corrompida. Sin embargo, es importante recordar las palabras de Gustavo Krause: «La democracia se nutre de su propia debilidad, del choque pacífico de las ideas, de la divergencia y el pluralismo. El despotismo, al revés, es estático, rígido, no admite presión, quiebra la cohesión social y produce víctimas».
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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