La invasión de América y el arribo de la esclavitud, por Ángel R. Lombardi Boscán
Twitter: @LOMBARDIBOSCAN
La lucha de clases según Marx es lo que mueve a la Historia. Para Howard Zinn (1922-2010), historiador anti sistema y crítico: muy crítico respecto a la Historia de los Estados Unidos cuando se dice clase se puede decir también grupos humanos. En realidad Zinn lo que hace con extrema valentía es presentar la otra cara de la moneda: la historia de los perdedores y olvidados; la historia de las víctimas y silenciados. Debió haberse inspirado en la Historia universal de la infamia de Jorge Luis Borges quién a su vez se inspiró en el francés Marcel Schwob con sus Vidas imaginarias.
Las sospechas sobre Zinn de ser un rojo son inevitables. Para mí es más un humanista que un socialista utópico o real. Un Bartolomé de las Casas superior: ya que el sacerdote hispánico condenó el maltrato indio de los colonizadores e hizo mutis respecto al maltrato de los esclavos negros. Algo que Zinn no se atrevería hacer aunque ceda en su imagen bucólica del «Buen Salvaje».
Lo que podemos cuestionarle a Zinn es cierta unilateralidad en sus denuncias: ya que se trata de una historia como denuncia utilizando testimonios serios y reputados. Los matices se echan en falta y no obstante sabemos que sus escritos partidarios (¿cuáles no lo son?) procuran hacer visibles a los invisibles de los relatos oficiales de las historias nacionales que reflejan el punto de vista de los que mantienen el poder. «La historia es la memoria de los Estados» sostuvo Henry Kissinger y contra esto es que va la historia de Zinn.
En «La otra historia de los Estados Unidos» (1980) los dos primeros capítulos nos inician a una historia de los primeros explotados: indios y negros. ¿Escribe Zinn una historia del tamaño de nuestros odios? Puede que sí. Aunque también procura hacer justicia: reparar o dar a conocer la historia de los de abajo; los que son la gran mayoría y que terminan siendo víctimas sin dolientes.
Esas verdades incómodas que atentan contra lo que son las convenciones y lo políticamente correcto. Nuestro Carlos Medina, aquí en la Universidad del Zulia, fue también nuestro Howard Zinn y en su página Blog están sus «combates por la historia»: https://incomodisimo.blogspot.com/
Para Zinn en el llamado Descubrimiento lo que hay es una Invasión de Europa Occidental sobre América. Y hasta razón tiene. La palabra «Descubrimiento» es encubridora. España y Portugal y más luego Holanda, Francia e Inglaterra «hicieron la América» tras el incentivo del saqueo y el botín. Nada nuevo bajo el sol. Desde que el hombre es hombre éste ha sido su comportamiento.
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Y como tenían avances tecnológicos superiores a los americanos terminaron prevaleciendo. Zinn, no dice nada de las guerras indias y esclavitudes indias, y esto es más que evidente. Los héroes y traidores están en todos los pueblos y naciones; además, la crueldad es democrática. Las loas al comunitarismo de los iroqueses en contraposición a la avaricia europea nos lucen exagerados. Lo que sí es irrebatible es que los primeros colonos ingleses, más invasores que peregrinos, se dedicaron a exterminar a los indios de la zona. Poco mestizaje. Algo que Octavio Paz señala en: «El laberinto de la soledad» (1950).
Lo del racismo contra los negros es el resultado del oprobioso sistema de esclavitud. No de los esclavos arios de la antigua Grecia sino los del continente africano iniciado éste en 1619 en la América del Norte. La motivación: el lucro. Cultivar el trigo o exportar el tabaco requería de una mano de obra numerosa y sometida.
Los orgullosos Apaches o Sioux no estaban para la faena. 50 millones de población de color negro fueron extraídos de África por la fuerza. Otras fuentes duplican el horror. Quizás sea el crimen más atroz y más disimulado en toda la Historia. Holandeses e ingleses fueron los mejores negreros.
Capturarlos y venderlos en las costas era un atributo de los mismos negreros africanos o de origen árabe según Zinn. Se les transportaba como mercancía dentro de embarcaciones oceánicas llena de incomodidades. Muchos de ellos preferían tirarse por la borda y ahogarse que sufrir el atroz cautiverio. Esos barcos fueron en realidad mataderos humanos: auténticos precursores de los Campos de Concentración del siglo XX.
Leyendo el relato de Zinn sobre los esclavos negros y sus penurias en manos de los amos blancos es inevitable asociarlo a películas muy populares como: «Amistad» (1997) de Spielberg; «Django» de Tarantino y «12 años de esclavitud» (2013) de McQueen; todas ellas enmarcadas en condenar el flagelo de la esclavitud negra y el racismo blanco. En una arena opuesta está la clásica: «El nacimiento de una nación» (1915) de David Wark Griffith que hace apología del Ku Klux Klan.
Hay un dato importante que señala Zinn y que a nosotros nos parece de lo más importante: «Sólo había un temor más profundo que el temor a la rebelión negra en las nuevas colonias americanas. El temor a que los blancos descontentos se unieran a los esclavos negros para derrocar el orden existente». Esta conflictividad social que es el tejido sociológico normal y trágico en la Historia tuvo su desenlace en la llamada Guerra de Secesión entre los años 1861 y 1865.
En la película: «Lincoln» de Spielberg del año 2012 se nos ofrece la interpretación de un Lincoln salvador de la Unión apoyándose en la libertad de los esclavos para unirlos a sus propias filas en contra de los confederados y esclavistas del sur.
¿Sigue hoy presente el racismo en contra de los negros en los Estados Unidos a pesar de que todos son libres? Sin la menor duda. Con todo y los muchos avances que se han producido en las libertades y derechos civiles. Atreverse a contar y explicar el origen de ésta estúpida discriminación es tarea de los buenos historiadores.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, Profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia.
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