La “justicia” de Maduro vuelve a atropellar a los seis de Citgo, por Sebastián Boccanegra
Escuchando ayer, 18 de octubre, a Nicolás Maduro hablar sobre “la injusticia” cometida contra el empresario colombiano Alex Saab, y viendo su proceder con los detenidos de Citgo, no se puede sino concluir que hay que predicar con el ejemplo.
A este gobierno, dicen algunos, le importa lo que los organismos de derechos humanos evalúen de su actuación en esta materia. Nosotros también creemos que algo les importa, pero acaban de demostrar que mucho más les importa el destino penal del testaferro Saab y el peligro de que abra en Miami su cofre de secretos, como ha ofrecido ya hacerlo, a cuentagotas, el Pollo Carvajal.
El pasado sábado 16 de octubre no había transcurrido ni una hora de la confirmación de que Saab se encontraba volando hacia los Estados Unidos, cuando los seis directivos de Citgo, a quienes se les había concedido casa por cárcel, fueron devueltos al Helicoide. Parece que la duración de este tipo de medidas sustitutivas depende del humor (y los nervios) de Maduro.
No es difícil de entender la velocidad con la que un juez tomó esa decisión. Ya lo han dicho diversos entes multilaterales que tienen que ver con los derechos humanos: en Venezuela el sistema judicial está al servicio de Miraflores y las órdenes que reciben las acatan en el acto, sin rechistar. Seguramente, en Estados Unidos hay jueces que cometen delitos, o no son imparciales a la hora de juzgar, pero ponerse a criticarlos por la decisión de juzgar a Saab y, al mismo tiempo, devolver a los directivos de Citgo al Helicoide es un capítulo más en la desfachatez chavista que se supera a sí misma cuantas veces le da la gana.
Suspender los diálogos en México por este episodio es, también, otra prueba de la falta de seriedad con la que Maduro y sus compinches los asumen. Todo lo que hablaron sobre la necesidad de atender la emergencia humanitaria por ellos creada es pura coba. Los hechos, en ambos casos, los delatan.