La loca Luz Caraballo, por Walter Boza
Título de un poema de Andrés Eloy Blanco, uno de los más ilustres Venezolanos del siglo XX, que logró combinar su espíritu poético, con el de luchador social y político, siempre al lado de la dignidad y la democracia. Fue un hombre excepcional enfrentado a fondo a las dictaduras que le tocó vivir, la de Gómez y la de Pérez Jiménez, con una sensibilidad poética muy especial, sufrió cárcel y exilio y nunca se doblegó, nunca dudó en defender la democracia, la dignidad y la justicia social a costa de lo que fuere , entre otras cosas, se percató de que los pintores no pintaban angelitos negros en sus cuadros y les hizo un reclamo hermoso, para que no contribuyeran a la discriminación racial en el cielo y en la tierra.
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Este poema, palabreo de la loca Luz Caraballo, fue escrito en Mérida en 1932, cuando la dictadura de Gómez, lo confinó a vivir en los páramos merideños, allí se inspiró para plasmar en un verso sencillo, hermoso, valiente y muy profundo, lo que era – y es – una leyenda de nuestro querido pueblo merideño, la leyenda de Luz Caraballo.
Los deditos de tus manos.
los deditos de tus pies.
uno, dos, tres, cuatro, cinco.
seis, siete, ocho, nueve, díez.
De Chachopo a Apartaderos
Caminas Luz Caraballo,
con violetitas de mayo
con carneritos de enero
Inviernos del ventisquero
farallón de los veranos
con fríos cordilleranos
entre riscos y ajetreos
se te van poniendo feos
los deditos de tus manos
La cumbre te circunscribe
al solo aliento del nombre
lo que te queda del hombre
que quien sabe donde vive
Cinco años que no te escribe
Diez años que no lo ves
y entre golpes y traspiés
persiguiendo tus ovejos
se te van poniendo viejos
los deditos de tus pies
El hambre lleva en sus cachos
algodón de sus corderos
tu ilusión cuenta sombreros
mientras tú cuentas muchachos
una hembra y cuatro machos
Subida, bajada y brinco
y cuando pide tu ahínco
frailejón para olvidarte
la angustia se te reparte
uno, dos, tres, cuatro, cinco
Tu hija está en un serrallo
dos hijos se te murieron
los otros dos se te fueron
detrás de un hombre a caballo
La loca Luz Caraballo
dice el decreto del juez
porque te encontró una vez
sin hijos y sin carneros
contanditos los luceros
seis, siete, ocho, nueve, diez
Esta magistral descripción de la historia triste y desgarradora de Luz Caraballo, que deambulaba por los páramos, producto de la soledad y el abandono, se reproduce hoy en millones de mujeres en esta Venezuela destruida, en la Venezuela que la han hecho retroceder a la barbarie de los primeros años del siglo XX, pero peor porque los mecanismos de engaño, manipulación y represión son más sofisticados, crueles y eficaces.
Las Luz Caraballo de hoy, son las madres que sienten con dolor profundo, cómo sus hijos se han ido, sus maridos se han ido, cómo solas, sin hijos y sin carneros, tienen que enfrentarse a una dolorosa realidad, sin saber qué hacer, dirigiendo sus miradas hacia el cielo, contandito los luceros, pidiendo un milagro que les devuelva la vida , porque mueren de hambre, de tristeza y de rabia cada día.
Las Luz Caraballo de hoy se reconocen en las calles, pidiendo limosna para comer o hurgando en los basureros, o simplemente mirándolas a los ojos tristes y húmedos pidiendo comprensión y apoyo, pero al mismo tiempo convocándonos a luchar por un cambio profundo.
Salvemos a las madres y abuelas de nuestro país, es tiempo ya.