La mujer y la política, la política y la mujer, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
En una serie de tertulias mensuales en las que un grupo de venezolanos que pensamos y repensamos el país, el domingo próximo pasado abordamos el rol de la mujer en la política venezolana. Gracias a la gentileza del Dr. Juan Carlos Thula, pude hablarle a quienes nos congregamos en la librería Kalathos sobre este, un tema que me apasiona.
En este ameno conversatorio empezamos dejando claro que en nuestro país, más de la mitad de sus integrantes son mujeres, y nos merecemos el reconocimiento de la participación en igual proporción, como mínimo. Las mujeres constituimos 51% de la población total, por ello no es posible pensar en su desarrollo sin la inclusión de la mitad de sus integrantes en la toma de decisiones.
Desde el punto de vista del ejercicio político como candidatas, en Venezuela, a pesar de los avances que en la materia ha intentado el Consejo Nacional Electoral a través de las resoluciones de alternabilidad y paridad de género, las mujeres siguen estando al margen de la incorporación efectiva en el ejercicio de los cargos de elección popular. Este esfuerzo ha llevado al Poder Electoral a incorporar la llamada alternabilidad, esto es mujer-hombre u hombre-mujer, dependiendo del sexo de quien encabece la lista, en el caso de legislativos.
En las postulaciones a los cargos ejecutivos no hay forma posible de acceder a paridad o respeto de cuota alguna. Tenemos como ejemplo el estado Miranda, donde tenemos 21 municipios, y en ningún caso existió la paridad.
En nuestro país, las mujeres enfrentamos dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política:
- Las barreras estructurales creadas por leyes e instituciones discriminatorias, que limitan nuestras opciones para presentarnos a elecciones.
- Las brechas relativas a las capacidades de acceso a sistemas de formación que nos otorguen la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirnos en líderes eficaces.
Lo hemos dicho reiteradamente: Las mujeres NO queremos que nos regalen cargos de poder alguno, necesitamos que se nos permita en igualdad de género para entonces, apropiarnos de nuestras propias cuotas y empezar a cambiar a Venezuela.
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En nuestro país aún tenemos mucho camino por recorrer, orientado a establecer la participación política de la mujer:
- Como un ámbito de ejercicio de su autonomía.
- Como un derecho de las mujeres. Y que conste que no es un llamado a la discriminación, la cual por cierto existe de hecho en contra de la mujer, en materia de participación política.
- Como un principio general. Y ello, en un país donde perdura la idea de la violencia contra la mujer por el simple hecho de ser mujer.
Y es que la participación política deriva de las garantías a la participación ciudadana. Y allí la deuda es enorme, debido a que pese a la existencia de leyes, medios y mecanismos colocados para la protección de la mujer, hay fuertes debilidades en la protección y garantía de sus derechos, tales como:
- Garantizar el debido acceso a la justicia.
- Fortalecer programas educativos dirigidos a erradicar estereotipos.
- Asumir medidas de prevención, protección y apoyo a las mujeres frente a todas las formas de violencia basadas en el género.
- Acabar con debilidades salariales y educativas.
- Disminuir la precariedad de las condiciones de los servicios de atención de la salud, especialmente la sexual y reproductiva de las mujeres, donde se observa el exponencial crecimiento de embarazos en los inicios de la adolescencia, dando lugar a la denominada “niña madre”.
Hoy como género estamos obligadas a exigir se establezcan medidas efectivas para garantizar la participación política de la mujer y así poder dar al poder en Venezuela un rostro más amable, y a su ejercicio un mandato más orientado hacia la tolerancia y la aceptación y mucho menos dirigido al debilitamiento y exterminio del opuesto.
Venezuela debe constituirse en Estado Parte de los principales instrumentos internacionales que protegen los derechos de las mujeres, para así marcar pautas para la elaboración de las políticas públicas nacionales en materia de igualdad entre mujeres y hombres, así como para la implementación de diversas leyes que integran el marco jurídico para enfrentar el fenómeno de la discriminación y la violencia de género.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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