La no-pandemia (y II) por Bernardino Herrera León
En la primera parte de este escrito, definía que las pandemias generaban comportamientos tan o más letales que la misma enfermedad que la produce. Básicamente, por pánico o por asignar culpas: Y puede llamarse “No-Pandemia”.
El término viene a propósito de sufrir el covid-19. Descubierto a fines de 2019, no fue sino hasta el 11 de marzo reciente cuando Tedros Adhanom, presidente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la declara oficialmente como pandemia. Ya era demasiado tarde, pues el virus se había extendido por los cinco continentes.
Tiene lógica tan rápida propagación. China es el país con más emigrantes en el mundo. Cuenta oficialmente con alrededor de 11 millones que viven fuera de esa nación, sin contar la emigración ilegal. No hay ciudad que no cuente con un barrio chino. Su flujo migratorio no se detiene sino que aumenta. Así que entre noviembre y marzo, la enfermedad tenía presencia en todos los países, con pocas excepciones.
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El virus ya hacía estragos a fines de 2019. Pero el férreo control de la información del régimen comunista chino logró mantenerla inadvertida. Pero, el tristemente fallecido doctor Li Wenliang y las desprestigiadas redes sociales ya mostraban a personas cayendo muertas por las calles de Wuhan. En enero pasado cundía el pánico extraoficialmente. Todos menos la OMS.
Qué ocurrió para que la OMS y los gobiernos se demoraran en reaccionar para intentar contener la entrada de la enfermedad en sus respectivos países. Pues la No-Pandemia suele ser la respuesta.
Unos por pánico al pánico. Otros por ignorar los detalles de la enfermedad, que consideraban una gripe más. Pero muchos otros, por premeditación y alevosía. La pandemia es la cubierta perfecta para el control político, social y económico, si es que alguna economía sobrevive a una parálisis casi total por varios meses. Demasiada tentación totalitaria para abstenerse.
En efecto, muchos gobiernos mediocres, ineficientes e irresponsables vieron en la pandemia una oportunidad para cargar culpas a otros. Al capitalismo, por ejemplo. Un caso perfecto, que suma todas estas causas ya indicadas, lo tenemos en el inefable gobierno social-comunista de España.
Formalmente informados con antelación sobre lo altamente contagioso y letal de la enfermedad. Y sabiendo que el virus había llegado al país, demoró dos semanas en declarar la emergencia sanitaria.
Sólo para permitir la clásica gran concentración política de la izquierda mundial del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Por defecto, permitió también otras concentraciones políticas y partidos de fútbol. Una gigantesca cámara de contagio. Pero no sólo se reservó la información. Además mintió para minimizar el peligro público que ya causaba temor en las redes sociales. Los resultados escalan el nivel de auténtica tragedia.
España es el país con mayor índice de infectados por población total. El mayor índice de letalidad respecto al total de contagiados. Y el mayor índice de personal sanitario contagiado por falta de protección adecuada. Tres trágicos récord, que ahora trata de ocultar cargando a sus rivales políticos con la responsabilidad. La No-Pandemia por la estupidez de ideología, nos faltaría agregar.
De inmediato, la OMS recomienda confinamiento extremo de la población. “Quédate en casa” rezaba el santo remedio de la campaña global. La humanidad se disparaba así un tiro a su propio pie. La parálisis económica resultante condenó de súbito a millones de personas al desempleo, al desabastecimiento y al arresto domiciliario.
Tardaremos en conocer los efectos emocionales del claustro-encierro, pero sabremos más pronto del impacto de la más terrible recesión jamás vivida por la economía global. Los más pobres la sufrirán con creces. Las consecuencias podrían ser mucho más terribles que la letalidad viral. La No-Pandemia agigantada al extremo. El alto costo del confinamiento pago a cambio de nada. Países como Perú, que aplicó severamente la cuarentena, sufre altas tasas de contagio y letalidad.
Al momento de escribir estas líneas, el portal de Index Mundi (ver ilustración) reportaba poco más de 4,1 millones de contagiados en el mundo y cerca de 300 mil víctimas. El 0,5% del total mundial contagiado y el 0,03 de muertes. Siempre terribles cualquier cifra, pero considerablemente muy bajas comparado con otras pandemias y con la tragedia de No-Pandemia que se aproxima.
La curva casi vertical de abril se ha inclinado ligeramente hacia la derecha. Pero el persistente ritmo de 80 mil nuevos casos diarios indica que el draconiano confinamiento no ha servido de mucho, salvo para destruir la economía y provocar una potencial ola de hambruna mundial sin precedentes en la historia.
Otra vez la No-Pandemia. Torpeza, ignorancia, oportunismo, la idiotez de las ideologías, la descarada complicidad de la OMS y cierta clase política, el pánico en general. Probablemente, tal como ocurrió con las pandemias anteriores, jamás podrá calcularse el número de muertes no-pandémicas. Sólo puede esperarse que el aprendizaje de la actual nos prepare mejor para la próxima pandemia.
Ilustración Index Mundi: https://www.indexmundi.com/coronavirus/,