La pandemia en los primeros meses de 2022, por Marino J. González R.
Twitter: @marinojgonzalez
Con las decisiones tomadas por muchos gobiernos en los últimos días (confinamientos, restricciones de vuelos, reintroducción de la obligatoriedad de las mascarillas, entre otras), quedan pocas dudas de que en las próximas semanas se registrarán aumentos de casos en muchos países. Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, los casos de covid-19 ocasionados por la variante Ómicron corresponden al 73% de los casos totales, siendo 10% apenas en la semana anterior.
De acuerdo con Our World in Data de la Universidad de Oxford, tres países de América Latina (México, Chile, y Brasil) ya han reportado resultados de secuencia genómica para la variante Ómicron en casos de covid-19. En seis países más (Panamá, Perú, Argentina, Costa Rica, Colombia, y Ecuador), existen reportes en medios de comunicación que indican la presencia de casos de covid-19 por la variante Ómicron. Esto significa que en la mitad de los países de la región ya está presente la nueva variante. Es bastante razonable estimar que la variante Ómicron se encuentra en todos los países, aunque en algunos no exista la confirmación.
Con estas evidencias, también es razonable esperar que el aumento de casos, por la alta tasa de infección de esta variante, se empiece a registrar en los próximos días en muchos países. De hecho, ya en algunos países (Argentina, Bolivia, Uruguay, y Panamá), la tendencia de casos diarios es ascendente desde principios de diciembre. En Argentina la tasa de incidencia se ha duplicado en la última semana. La tasa de mortalidad diaria por covid-19 de Bolivia y Perú también ha aumentado significativamente desde principios de diciembre.
A diferencia de los países de la Unión Europea, once de los cuales ya han alcanzado al menos 70% de población completamente vacunadas, en América Latina solo tres países (Chile, Cuba, y Uruguay) han llegado a ese nivel. Siete países ni siquiera tienen 50% de población completamente vacunada. En consecuencia, es bastante probable que el aumento de casos ocasione la congestión de los servicios de salud en las próximas semanas. A pesar de que la variante Ómicron tenga efectos más bien leves en las personas, el número alto de casos por el alto nivel de contagio, aumentará las consultas y hospitalizaciones en servicios ya recargados por los severos efectos de la pandemia.
Desde otro ángulo, las medidas de control que están vigentes en la actualidad (el Índice de Rigurosidad de Políticas de la Universidad de Oxford), tienen un índice menor de 50 en 14 países de América Latina (de un total de 20). Esto significa que la propagación de la infección puede ser mayor, y, en segundo lugar, que los países tendrán que aumentar la intensidad de las medidas de control, con los consiguientes efectos económicos y sociales ampliamente experimentados en los dos últimos años.
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La dinámica de la pandemia indica que entre cuatro y seis meses es el período que se extiende entre el inicio del aumento de casos y el regreso al punto de partida. Dadas las condiciones en las cuales se encuentra la cobertura de inmunidad, por los bajos niveles de vacunaciones, y el hecho de que pueden registrarse casos en personas vacunadas, es posible estimar que esta nueva fase de la pandemia abarcará los primeros seis meses del próximo año.
En estas circunstancias es clave identificar las pautas de política que se deben profundizar. En primer lugar, se deben acelerar los procesos para aumentar lo más rápidamente la cobertura de población completamente vacunada. Esto significaría alcanzar el 70-80% de la población en los próximos meses en todos los países.
En segundo término, tal como algunos países lo están haciendo, se debe administrar la dosis de refuerzo. Nuevamente en este aspecto se aprecian notables desigualdades en la región. Mientras Chile y Uruguay ya alcanzan más de 40% de la población con el refuerzo, en la gran mayoría de los países no se llega a 15%, y en seis países ni siquiera se tienen datos disponibles.
La experiencia en las políticas de control en esta pandemia indica que la vacunación es fundamental, pero que debe acompañarse con otras medidas. Los países que han logrado combinar las medidas de control son los que han podido reducir los efectos de la pandemia a un menor costo social y económico. En las actuales circunstancias, parece bastante evidente que, en una gran parte del próximo año, los gobiernos de la región deberán seguir dedicando esfuerzos y recursos para enfrentar la pandemia. Continuará siendo el principal tema de la agenda de políticas públicas por tercer año seguido.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina.
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