La paradoja de las «tareas dirigidas»: ¿Qué falla en la educación?, por Rafael Sanabria

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Un sistema educativo en el que los estudiantes reciben clases con un profesor todos los días, solo para ir a tutorías por la tarde, a menudo con el mismo maestro, es insostenible. Esta práctica cuestiona la calidad y eficacia de la educación formal en el aula, transformando la experiencia de aprendizaje en un ciclo agotador y redundante para los estudiantes, y en una carga financiera y de tiempo adicional para las familias.
Cuestionando el rol del docente
Cuando un estudiante tiene la misma maestra en la escuela y en las tutorías, se genera una situación aún más compleja. Si el mismo maestro debe reforzar el material por la tarde, ¿qué falló durante la clase de la mañana? Esta situación puede indicar que el maestro no está cubriendo el material de manera efectiva, o que se siente presionado a complementar su salario.
Independientemente de la razón, la línea entre la educación formal y el apoyo privado se desdibuja, creando un conflicto de interés y una carga adicional para el maestro. Esto también puede generar una dinámica en la que los estudiantes que pueden pagar las tutorías tienen una ventaja injusta sobre los que no pueden.
El impacto en el bienestar estudiantil y familiar
Este modelo educativo tiene consecuencias negativas para el bienestar de los estudiantes. Los niños y adolescentes necesitan tiempo libre para el juego, el descanso, los deportes y otras actividades extracurriculares que son esenciales para su desarrollo.
Un día que se extiende desde la mañana hasta la tarde con actividades académicas puede llevar a un agotamiento significativo, lo que a su vez afecta la motivación y el rendimiento. Para las familias, esta práctica representa una presión económica considerable. El costo de las tutorías se convierte en un gasto adicional que puede ser una carga, especialmente para aquellos con recursos limitados.
En esencia, el sistema se vuelve una máquina que privilegia a aquellos que pueden pagar por la educación suplementaria, en lugar de garantizar una educación de calidad para todos dentro del horario escolar.
En conclusión, la existencia de clases de «tareas dirigidas» como una necesidad diaria, especialmente con el mismo maestro, revela una falla sistémica. Es un síntoma de que la educación no está cumpliendo su propósito principal.
En lugar de ofrecer un espacio de aprendizaje completo y eficiente, el sistema está generando una dependencia de la tutoría, una carga para las familias y un ciclo de agotamiento para los estudiantes. Es crucial que se evalúe y reestructure el modelo educativo para asegurar que las aulas sean espacios donde el aprendizaje se complete de manera efectiva, promoviendo la autonomía y el bienestar de todos los estudiantes.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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