La pastoral de la iglesia venezolana, que estremeció a la dictadura, por Carlos Rodríguez

El 29 de Abril de 1957, el arzobispo de Caracas Rafael Arias Blanco, promulga una pastoral con motivo de la celebración del 1º de Mayo, fecha consagrada por La Iglesia Católica, como fiesta de San José Obrero.
Para su redacción se consultó a los párrocos, de las más remotas poblaciones; según recuerda el padre Jesuita[1] José Virtuoso, los jóvenes de la Juventud Obrera Católica, (JOC) fue quienes realizaron la encuesta sobre la situación económica-social del país y en particular las condiciones de la clase trabajadora.
Sobre tan importante hecho histórico, el escritor Gabriel García Márquez[2] señaló en un reportaje,…»En 45 días de trabajo culminó su Pastoral, de más de 11 páginas; el 1º de Mayo de 1957, fue leída en todas las Iglesias Parroquiales de Caracas, luego ese fin de semana en toda Venezuela,»… así como a varios países llegaron copias al exterior.
Lo cierto es que una semana antes, el 24 de Abril el dictador Marcos Pérez Jiménez anunció las obras económicas de su gobierno, resaltando los derechos relativos a los obreros venezolanos.
Monseñor Arias Cárdenas, fue citado por el Jefe de la Policía Política (Ministro del Interior) Pedro Estrada el cual le reprochó que su documento era claramente político.
¿Qué afirmaba la Carta Pastoral del Monseñor Caraqueño…»El Derecho y deber de la Iglesia de hacer oír su voz,…para crear las condiciones necesarias para que todos los ciudadanos puedan disfrutar del bienestar… que ha advenido una nueva etapa histórica en el país marcadas por la inequidad y la injusticia…que la inmensa masa de nuestro pueblo, está viviendo condiciones que no se pueden calificar de humanas…El desempleo hace que a muchísimos venezolanos se desesperen por los salarios bajísimos y…y que muchas veces se afecta al trabajo femenino»…
Esta Carta Pastoral, es un instrumento novedoso en relación a las relaciones de la Iglesia Católica –venezolana-con el poder instaurado –dictadura– de Pérez Jiménez.
Seguramente Monseñor Arias Blanco, no midió las consecuencias políticas que desataría su valiente Carta Pastoral en la cual propuso… Tres grandes reformas 1) La Consagración de un salario nacional vital obligatorio 2) Una política de prestaciones familiares y 3) El establecimiento de condiciones legales que favorezcan la asociación de sindicatos libremente escogidos por los trabajadores.
«Nuestro país se va enriqueciendo con impresionante rapidez, …Ahora bien, nadie osará afirmar que esa riqueza se distribuye de manera que llegue a todos los venezolanos, ya que una inmensa masa de nuestro pueblo está viviendo en condiciones que no se pueden calificar de humanas”.
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Hoy, en presencia de una nueva etapa, la iglesia debe colocarse inequívocamente al lado de los obreros y la mayoría de los venezolanos que viven en condiciones infrahumanas.
[1] Virtuoso José sí, Revista SIC 614 Mayo 2007
[2] Márquez Gabriel García, Revista Momento Ccs. 9/10/1959
Carlos Rodríguez es abogado municipalista
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