La “plasta” de Chávez, por Teodoro Petkoff
El domingo pasado el Presidente, una vez más, se deshizo en ataques, con su acostumbrada delicadeza de lenguaje, contra el Poder Judicial. Lo más menudo que tuvo en su arsenal fue el (des) calificativo de “putrefacto” para ese poder del Estado.
En TalCual no somos quienes para desmentir a Chávez. Si él lo dice sus razones tendrá. En fin de cuentas, prácticamente todos los jueces de hoy los puso el MVR. Hay 1.200 jueces provisorios, es decir, designados en el curso del proceso, en espera de concursos de oposición para asumir definitivamente el cargo. La mayor parte de esos caballeros fueron colocados donde hay por el MVR. Así que si Chávez piensa que el Poder Judicial está podrido debe ser porque conoce muy bien a sus compañeritos de partido. En estos días la opinión pública pudo conocer que una de las estrellas de la judicatura, ese diligente personaje que apenas Chávez dijo que metieran preso a Carlos Fernández saltó como un resorte a cumplir la orden, es de los que no tienen currículum sino prontuario, en el más estricto sentido de la palabra. Bueno, Chávez, esos son tus jueces. Te deben el cargo, a ti y a la “revolución”.
Chávez se empeña en diagnosticar los males del país haciendo caso omiso de la pendejadita de que él tiene ya cuatro años y pico gobernando, elegido, entre otras cosas, para superar la calamidad que es el Poder Judicial. En estos cuatro años la Constituyente creó una Comisión de Emergencia Judicial, presidida por el actual embajador en Portugal, Manuel Quijada.
Sus labores de “limpieza” se redujeron en verdad a destituir a René Molina, un jurista decente, que se tomó en serio su cargo de director de la Magistratura y apenas comenzó a actuar sin coger la “línea” lo rasparon, además, al modo hitleriano, lanzando sobre él calumnias del género más sucio. Después fue designado un Tribunal Supremo, que se quería a imagen y semejanza del régimen. Chávez, exageradillo como siempre, lo calificó en alguno de sus raptos dominicales de entusiasmo, como “el mejor del mundo”.
Ahora, lo califica de “plasta”. En la Dirección de la Magistratura y en la Inspectoría de tribunales pusieron gente con pedigree “revolucionario”.
Ellos son responsables del nombramiento de la casi totalidad de los jueces provisorios, que sustituyeron a los adecos y copeyanos. Ahora salió un magistrado del chavismo en el TSJ a proponer que se eliminen los concursos de oposición para los jueces porque según y que son muy caros y no hay plata. Se le agradece la franqueza. ¿Para qué concursos? Basta con revisar el prontuario de los candidatos.
Chávez tiene razón. El Poder Judicial es poco confiable. Pero es una de las obras del “proceso”.
Y la Biblia lo dice: por sus frutos los conoceréis.