La política de la Unión Europea, por Américo Martín
Twitter: @AmericoMartin
El régimen de Nicolás Maduro, por voluntad propia y no tener idea de donde pueda hallarse la verdad, se ha colocado en el cráter de un volcán. Por sus costados crepitan ríos de lava ardiente. El signo de los males que lo asedian es una protesta en expansión que por el momento cubre más de quince estados.
Unidos al trágico malestar social de los ciudadanos asoman asuntos políticos que lo han pegado contra la pared, la presión nacional y mundial contra la deriva antidemocrática en que se ha envuelto el régimen y el Informe de la Misión del Consejo de DDHH de las Naciones Unidas que incluye vehementes casos de violación de DDHH y crímenes de lesa humanidad. Desde casi todos los Continentes y desde casi todos los rincones de Venezuela, dedos acusadores lo señalan.
Los avatares están revelando la verdadera índole de su tentativa de forzar elecciones parlamentarias sin garantías de transparencia, para apoderarse de la AN y desplazar a Guaidó, eje de la contraofensiva democrática.
Maduro no puede asar dos conejos al mismo tiempo. Si va a elecciones tendrá que respetar su resultado y aceptar el triunfo de la oposición democrática, para lo cual deberá garantizar su transparencia. Pero si lo que quiere es una farsa, perderá toda audiencia y tendrá que despedirse del poder, solo que en forma mas ominosa.
En este punto resulta esencial saber cuál es la posición de la Unión Europea frente al asunto de las garantías que proporcionen a las parlamentarias una credibilidad que en este momento no tienen. Se centra esta crítica en un sector de la oposición que le ha cargado la mano especialmente a Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, también conocido como Jefe de la Diplomacia Europea. Le atribuyen el oculto deseo de entenderse con Maduro para negociar una salida electoral, pacífica a la tormentosa situación venezolana.
No puede saberse con precisión la relación que tengan Borrell y la Unión Europea de presentar una vía distinta a la invasión de Venezuela, tesis que en su momento tuvo fuerte predicamento, pero ha ido perdiendo fuelle en la medida en que muchas nuevas naciones y calificadas opiniones se suman para duplicar la presión a favor de la fórmula pacífico-electoral en el marco de una fiabilidad que Maduro tendría que suministrar, salvo que se resigne a padecer por partida doble o triple la terrible descomposición de su gestión y la rebelión ciudadana que sencillamente ya no puede soportar.
Como el documento crítico firmado por dignos representantes de la oposición venezolana, al que se han sumado destacados líderes, personalidades e intelectuales de algunos países y como uno de los bocetos del mencionado documento crítico, fue presentado al movimiento Universitarios por Venezuela, al cual pertenezco, no obstante agradecer que solicitaran nuestras firmas y dado que este movimiento no obliga a nadie a suscribir opiniones por mayoría, hemos declarado que no podríamos suscribirlo porque no apreciamos cambios de opinión en lo referido al generoso y solidario respaldo a la malherida democracia venezolana, porque además, apreciamos que la idea de Josep Borrell, en el sentido de “abrirle una ventana de oportunidad” a la negociación con Maduro de una salida electoral, política y pacífica, no cambia ni un ápice la fórmula propuesta por la Comunidad Europea, y por nosotros mismos, en el sentido de que el punto de las garantías electorales es la clave para decidir lo concerniente al destino del sufragio, aunque no falten polifacultos entrenados en el arte de burlar garantías.
Todo será posible en la viña del Señor, pero algo menos cuando hay muchos observadores y menos aun cuando es el gratuitamente imputado, Borrell, quien declara expresamente que se refiere a “garantías necesarias” en lugar de “garantías mínimas”
Si a eso se refieren las reservas contra Borrell y la Unión Europea, creo, entonces, que se disolverán en el aire. Tanto más cuando la comisión europea enviada a explorar las condiciones electorales no observó progresos y recalcó que en estos momentos no se aprecian posibilidades de realizar elecciones creíbles.
Ahora, si la medida de una solidaridad honesta consiste en que ronque como el más tigre de los opositores, eso frustrará cualquier futura gestión. La Unión Europea tiene su propio estilo, tiene sus maneras de presentar sus decisiones y quienes se beneficien de ellas –como nosotros, los venezolanos– deben ser comprensivos y flexibles para entender las variantes que sin perjudicar lo esencial de sus políticas, hablen como diplomáticos europeos y no como boxeadores que se meten al ring a resolver a trompadas sus diferendos.
Entonces por despreciar las reglas de la Política, perderemos en el ring y en la calle. Regla de oro es incorporar a quien se pueda y merezca ser incorporado, neutralizar a quien no se pueda incorporar, y enfocarse en quienes ni siquiera puedan ser neutralizados.
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