La política monetaria y las penurias del crecimiento en AL, por Gregorio Vidal
En América Latina ejecutar una política monetaria restrictiva como el medio eficaz y pertinente para controlar y reducir la inflación es una decisión que no se objeta entre las juntas de gobierno o en los consejos directivos de los bancos centrales. Directivos de los organismos financieros multilaterales y miembros de las juntas directivas de las calificadoras de riesgo y gran parte de la banca transnacional con sede en Estados Unidos comparten la misma opinión. En los círculos académicos del mainstream se sostiene que el recurso a la política monetaria restrictiva es el único camino para controlar la alta inflación.
En el conjunto de estos ámbitos se afirma que es imprescindible observar resultados en materia de menor resiliencia en los mercados laborales para plantearse modificar las decisiones y proceder a una reducción sistemática de las tasas de interés de referencia. Jerome Powell, presidente del consejo directivo de la Reserva Federal de Estados Unidos, señaló en su discurso, en la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole de agosto del año en curso, que el fuerte crecimiento y el resurgimiento de la fortaleza en el mercado laboral podrían requerir una respuesta más contundente en materia de alzas en la tasa de interés de referencia.
En las mayores economías de América Latina, en el curso del segundo semestre del año 2021, se inició una política de incremento en las tasas de interés de referencia, incluso antes de que procediera de la misma forma la Reserva Federal de Estados Unidos. En Brasil, en mayo de 2021 la tasa de interés de referencia se elevó de 2.75% a 3.5%. Después los aumentos continuaron hasta alcanzar el 13.75% en agosto de 2022. En todo el periodo se sostenía que era la medida necesaria para enfrentar la inflación.
En Argentina el desarreglo monetario financiero es total desde tiempo atrás, con el añadido de inestabilidad cambiaria e incapacidad para hacer frente a compromisos en materia de deuda externa contratada durante el gobierno de Macri con el FMI. En México, Colombia y Chile los aumentos se presentan a partir del segundo semestre de 2021, acumulándose en Colombia y Chile más de 10 puntos de alza en la tasa de interés de referencia en algo más de un año.
A la fecha, no obstante que desde el segundo semestre de 2022 se observa una reducción en el incremento del índice de precios al consumidor, que se profundiza en el primer semestre del año en curso, únicamente el Banco Central de Chile ha realizado una reducción importante, de 175 puntos base de julio a septiembre de 2023, en la tasa de interés de referencia. En Brasil, Colombia y México se mantienen tasas de interés de referencia de dos dígitos, siguiendo las directrices que se llevan a cabo por los bancos centrales de Estados Unidos, Inglaterra y el de la zona del euro, entre otros países desarrollados.
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En Brasil, desde hace meses el gobierno federal ha criticado la política monetaria ejecutada por el banco central sin lograr un cambio importante. En mayo del año en curso, cuando el comité encargado de fijar la política monetaria por cuenta del banco central de Brasil (Copom) mantuvo sin cambios la tasa de interés de referencia, a las críticas del gobierno se sumaron las de organizaciones sindicales (Força Sindical y CUT) y empresariales (CNI).
El Copom acordó una reducción de 50 puntos base en su reunión de agosto; no obstante, al argumentar su decisión señaló que se mantienen núcleos de inflación aún elevados y una resiliencia en los mercados de trabajo de diversos países, por lo que no hay garantía para avanzar en esta dirección. Reconoció que en el país el conjunto de indicadores económicos es consistente con una desaceleración, que no escapa a sus estimaciones.
En Colombia, la junta directiva del banco central decide mantener en el mismo nivel la tasa de interés de referencia sin considerar los señalamientos para que procedan de otra forma por parte del gobierno federal, de la asociación de empresarios y de la propia asociación bancaria. Según estos actores, la reducción en la tasa de interés de referencia es una medida necesaria para permitir el crecimiento de la economía, en tanto que los costos financieros actuales presionan a hogares y hacen inviables las inversiones para gran cantidad de empresas.
En la reunión de los banqueros centrales de Jackson Hole, Powell también señaló que los datos de los meses de junio y julio de reducción de la inflación subyacente son bienvenidos, pero dos meses de buenos datos son solo el comienzo.
El énfasis sigue siendo, sin mediar alguna explicación, alcanzar el 2% que, según esta lectura, debe incluir el alza en los precios de lo que se mide con la inflación subyacente.
Powell plantea el punto central que orienta las decisiones en materia de política monetaria cuando afirma que para lograr que la inflación vuelva a bajar de manera sostenible al 2% se requerida un periodo de crecimiento por debajo de la tendencia, así como cierto debilitamiento de las condiciones del mercado laboral.
La directora ejecutiva del Banco Central Europeo sostiene la misma opinión y, acorde con ese criterio, en la reunión del jueves 14 de septiembre la junta directiva de ese banco central decidió su décimo aumento consecutivo en la tasa de interés de referencia. El acto puede empujar con mayor fuerza a la recesión en varias economías de la zona o profundizarla en aquellas que avanzan en esa dirección, como en Alemania que registra dos trimestres consecutivos en el año con una variación negativa.
Todo indica que el debilitamiento de las condiciones del mercado laboral se acompaña de menor crecimiento o recesión. También que el alza en las tasas de interés plantea problemas para familias y actores sociales que dependen del crédito bancario.
Pero también es un dato positivo para todos los que pueden realizar colocaciones financieras sin que estas graviten en sus gastos. Para un reducido grupo de grandes colocadores financieros el criterio del nivel de la tasa de interés real no es la referencia pertinente. Para ellos es la tasa de interés pura y simple en tanto que mantienen en los circuitos financieros sus recursos sin tener que considerar regresos al mundo de la producción. Para este pequeño segmento de la población el presente es un tiempo de bonanza.
Para los gobiernos de América Latina que intentan impulsar cambios para disminuir la desigualdad social, en cambio, es un momento de notables dificultades, es un tiempo de penurias.
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Gregorio Vidal es de Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
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