La propuesta del gobierno interino, por Wilfredo Velázquez
Yo, como la mayoría de los guayaneses fui atacado por el paludismo, recuerdo con horror las intensas fiebres, los espasmos y temblores recurrentes, los esperaba siempre a las tres de la mañana, volvían con una espantosa regularidad, pero sabía que era una fiebre liberadora, porque después de aproximadamente trece días debía desaparecer la enfermedad.
Así estamos los venezolanos, ansiosos, esperando los espasmos reactivos de la Presidencia Interina, que terminen por liberarnos del régimen.
La primera gran fiebre, fue la propuesta de cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, esta nos volcó frenéticos a las calles, aún seguimos esperando la implementación de dicha estrategia, después, mientras el régimen montaba la tramoya de la mesita, volvieron los espasmos dialoguistas y aceptaron la penetración chavista de la debilitada Asamblea, esta fiebre nos dejó como secuela la división de la única institución legítima y de los principales partidos, la pérdida de la representación legítima de dichas organizaciones, de sus símbolos y ahora, seguramente también perderán las sedes en todo el país.
Mientras el régimen montaba la “mesita” y su farsa lectoral poco hicieron por la unidad, hasta el momento en que lanzaron el acuerdo multipartidista de los 27, recurriendo al rescate de siglas que nadie sabía que existían, para lanzar un manifiesto de apoyo al Presidente Interino, método muy parecido al que dio origen a la mesita del régimen. No dejo de apreciar el esfuerzo, pero también debo expresar que es de una pobreza política abismal.
Esta fiebre fue menos intensa, pero, sin embargo, sirvió para infundir nuevo aliento a la esperanza democrática.
Y ahora el presidente Guaidó aparece lanzando un llamado a los notables de la oposición, para:
1. Denunciar, rechazar y desconocer el fraude parlamentario.
2. Convocar al país a expresar su verdadera voluntad a través de un mecanismo nacional e internacional de participación masiva ciudadana.
3. Activar una agenda de acción y movilización nacional e internacional para lograr la actuación necesaria de la Fuerza Armada, de la comunidad internacional y de cada uno de nuestros aliados.
Llamado que al igual que el anuncio de los veintisiete, resulta ambiguo y poco convincente.
Inicialmente convocó específicamente a los opositores notables, (sin ninguna connotación peyorativa, porque bastante que han arriesgado en esta lucha), luego convoca tardíamente al grueso de la población, llamando aun rector universitario para que coordine la participación de las academias y a una abogada, comunicadora social de gran prestigio, para que se ocupe de las relaciones con la sociedad civil lo que demuestra el apresuramiento con que actuaron.
No es desdeñable el esfuerzo, tampoco es fácil enfrentar a un régimen que forma parte de un juego geopolítico que enfrenta en territorio venezolano, los intereses de las nuevas potencias mundiales que pugnan por definir su hegemonía, en un mundo en pleno cambio.
Por lo pronto, ya dos de los convocados han twteado, ratificando uno la estrategia del cese de la usurpación y la otra, ratificando su posición de desplegar una Operación para la Paz y la estabilización de Venezuela (OPE), Enrique Capriles en su comunicado personal, desdeña la unidad de los notables, recomienda primero: Escuchar a la gente, segundo: Niega una ruta que imponga más sacrificios, citando el ejemplo de la gasolina y obvia, tendenciosamente, que la crisis del combustible, además de ser causada por las sanciones es agravada por la incapacidad del régimen para gerenciar Pdvsa y al manejo corrupto de la distribución que hacen las fuerzas armadas, tercero: Plantea el uso de los recursos de los activos recuperados y propone un bono de cien dólares mensuales, mostrándose más populista que Guaidó y cuarto: Termina poniéndose, humildemente a la orden y por último da por concluido el periodo de la Asamblea Nacional y deja abierta la posibilidad de participar en el tinglado electoral apoyándose en el comunicado de la CEV, por su lado la abogada y escritora Thais Peñalver declina la responsabilidad de coordinar el acercamiento con la sociedad civil, declinación que resulta por demás comprensible.
Evidentemente, la propuesta del Presidente interino, además de espasmódica, parece un tanto traída por los pelos, desde el momento en que el régimen anunció las elecciones debió convocar a los sectores opuestos a la farsa electoral para fortalecer la unidad y elaborar un plan concertado, con una visión compartida que permitiera movilizar a los diferentes sectores en contra del fraudulento proceso, a fin de evitar que los partidos de la mesita socaven las bases opositoras y que el régimen recupere su militancia decepcionada.
Cuando el presidente interino plantea convocar al país para que exprese su verdadera voluntad, no puedo dejar de pensar que, lo que quiere es lograr la figura refrendaria del apoyo a la continuidad de su interinato, obviando que ya lo ha ejercido por dos periodos, el último sin mayores realizaciones.
Vistos los dos puntos anteriores de su propuesta solo queda el referido a la activación de una agenda que permita la actuación de las fuerzas armadas y de nuestros aliados, ante esto debemos señalar que cada vez que hemos motivado la actuación de las fuerzas armadas, ha sido en contra de la sociedad civil y cada vez con mayor saña represiva y criminal y que, por otro lado, nuestros aliados internacionales han demostrado mas diligencia, que nuestros dirigentes.
Lamentablemente el know-how político del Presidente tiene que ver más con el arreglo de componendas y la obediencia a su líder natural que con la resolución de problemas, por eso creo que este último espasmo palúdico, debería aprovecharse para aceptar su llamado y presionar para conformar un gobierno interino que nos permita enfrentar los resultados de la farsa electoral y la nueva asamblea nacional fraudulenta, con un equipo unitario y un plan de gobierno que allane el camino hacia la transición para poder realizar en el segundo semestre del próximo año unas elecciones libres, en tal sentido seria propicio al menos conformar un Consejo de Vicepresidentes Sectoriales, integrado por un Vicepresidente de Relaciones exteriores (Antonio Ledezma), que maneje más allá del G4, las relaciones con nuestros aliados, uno de Relaciones Interiores y Regionales, que dirija y cohesione la gestión interna de la resistencia (¿Capriles?), una Vicepresidencia Financiera que libere al Presidente del manejo de los activos recuperados, adelante la gestión de recursos y garantice la transparencia del manejo de dichos activos (María Corina Machado), una Vicepresidencia de Salud y Abastecimiento que gestione la pandemia y la ayuda humanitaria y la Vicepresidencia de Educación que oriente y gestione los recursos para que nuestros jóvenes puedan incorporarse a las nuevas tecnologías educativas para disminuir la brecha con el mundo desarrollado.
Si al menos logramos esto los espasmos febriles de nuestra Presidencia Interina serán liberadores, de lo contrario pueden transformase en una fiebre terminal.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo