La quietud en la tormenta, por Rafael Henrique Iribarren Baralt
Víctor Hugo decía: «Hay un infinito fuera de nosotros y un infinito dentro de nosotros». La psiquis de cada uno de nosotros está estructurada con símbolos tomados del exterior, del universo. Si recordamos que en un principio todos fuimos uno, tal como nos lo dice el Génesis, no tardaremos en darnos cuenta de que lo que sucede en nuestro exterior es una manifestación de nuestras realidades interiores.
A los venezolanos esto nos lleva a concluir que, si nos armonizamos con nuestro exterior, es decir, superando la aparentemente imposible de superar adversidad que actualmente nos agobia, estamos construyendo una psiquis más integrada, es decir, más cerca de Dios, en cuya infinita armonía los aparentes antagonismos del mundo se resuelven.
El estar consciente de esta realidad nos ayuda a soportar estos espeluznantes y muy tristes momentos por los que los venezolanos transitamos, ya que nos permite entender que la tenebrosa noche del dolor nos conduce a un amanecer que nos acerca a Dios
La solución de todo problema, de la índole que sea, y de la magnitud que sea, requiere de la conjunción de dos virtudes que allanan la comunicación con Dios: La Fe y la esperanza. Todo conocimiento es en esencia un regalo de Dios, un milagro. La vida es en realidad una sucesión de milagros. En la búsqueda de la solución uno actúa racionalmente con la esperanza de un cambio; pero es en última instancia la silenciosa serenidad que nos da la Fe en Dios la que amaina la turbulencia de nuestro manantial interior, lo cual permite que descubramos tesoros encallados. La Fe es la quietud en la tormenta.
Para ilustrar la importancia de la Fe, a la hora de resolver cualquier problema, creo oportuno comentar que la palabra «Satanás» etimológicamente significa “adversario”, palabra esta que está claramente emparentada con la palabra “adversidad“. Para recalcar la vital importancia de la Fe me gusta mucho poner como ejemplo a Ramanujan, el célebre matemático, hombre de mucha Fe (Su religión era el hinduismo), quien relató que había encontrado ciertas soluciones a problemas matemáticos porque una entidad espiritual se las brindó en revelaciones (se vio en aprietos al explicarle a sus colegas en Londres cómo es que había arribado a estas soluciones)