La rebelión de los centauros, por Luis Manuel Esculpi
Autor: Luis Manuel Esculpi | @lmesculpi
No son seres mitológicos. Al contrario son muy terrenales. Hombres de carne y hueso. Se hicieron famosos después del golpe del año 92. Así se denominaron -salvo los Comandantes- los oficiales que participaron en la intentona. En su mayoría Capitanes y Tenientes. Las diferencias se venían manifestando con anterioridad y se profundizaron en diversos momentos en la prisión. Existen en la literatura escrita a propósito de esos acontecimientos numerosas anécdotas que relatan las discrepancias existentes ya en esa época.
De los que no fueron reincorporados a la Fuerza Armada, algunos marcaron distancia desde los primeros años del gobierno, otros lo han venido haciendo progresivamente, entre ellos el General en Jefe Ex ministro de la Defensa Raúl Isaías Baduel, recientemente degradado y expulsado de las FAN con un procedimiento cuestionado por su ilegalidad sin precedentes.
Uno los Comandantes que compitió con Hugo Chávez en las elecciones del 2000 regresó velozmente a sus anteriores andadas.
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Ninguna de las anteriores disidencias tuvieron la repercusión, el impacto y la trascendencia de las recientes expresiones de los oficiales que alcanzaron el grado de Mayor General, como Miguel Rodríguez Torres, ex director del Sebin y quien fue Ministro de Relaciones Interiores, Alexis López Ramírez ex Comandante del Ejército y quien fue Secretario Ejecutivo del Consejo de Defensa de la Nación (ambos compañeros de promoción del Ministro Vladimir Padrino) y Cliver Alcalá Cordones ex Comandante de la Brigada blindada que también comandó la REDI de Guayana.
Si bien es cierto que entre las razones principales está el distanciamiento del chavismo con el madurismo, reducir el análisis a ese simple señalamiento no permite analizar en toda su complejidad las causas de las diferencias en el seno del oficialismo, en particular en el mundo militar. Ese estamento -como es obvio- en su inmensa mayoría vive y sufre las calamidades cotidianas al igual que el resto de la sociedad.
Si se sigue con atención las declaraciones de los voceros de la disidencia y sus expresiones a través de las redes sociales, se podrá percibir la asunción implícita, incluso explícita al fracaso del modelo que se ha venido implantando y nos ha conducido al desastre actual.
El pasado 9 de marzo -según reseña la prensa nacional- un tribunal militar dictó medida privativa de libertad contra nueve efectivos militares, entre ellos siete ofíciales, de los cuales cuatro eran Comandantes de batallones, la unidad táctica por excelencia del ejército venezolano. Pertenecientes a los siguientes batallones:
312 Grupo de Caballería Motorizada GB Juan Pablo Ayala. Importante batallón blindado con sede en el Fuerte Tiuna
413 Batallón Blindado GB Pedro León Torres de Valencia
432 Grupo de Artillería Autopropulsado GJ Cipriano Castro en San Juan de los Morros
802 Batallón de Apoyo Logístico GB Juan Antonio Paredes de San Cristóbal.
Si la reciente persecución y detención de los Generales el propio gobierno la relaciona con esas privativas de libertad, se puede deducir, aún sin tener un conocimiento detallado de tal situación; que la Fuerza Armada no está al margen de la crisis general que vive el país, por al contrario pareciera confrontar una situación de mayor gravedad desde los sucesos de abril del 2002.
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Después de la intentona del 4 de febrero, ese mismo año, la periodista Ángela Zago publicó un libro con su trabajo de ascenso, con el cual optó a la categoría de profesor Asociado titulado: La rebelión de los Ángeles, dedicados a “aquellos militares que cabalgan por los caminos de la leyenda”.
Los últimos acontecimientos que a pesar de la censura, se han podido conocer a través de los medios de comunicación, parecieran indicarnos que nuevamente insurgen los protagonistas de aquellos sucesos, esta vez para condenar la conducción del actual gobierno, podríamos denominarla ahora: La rebelión de los centauros