La reconstrucción, por Orlando Chacón
Como joven, tengo 21 años viendo como mi país se consume en la destrucción, lo invade la miseria, lo arropa la corrupción y se escasea la educación. He visto un solo modelo de gobierno, o mejor dicho, una sola forma de hacerle daño al ciudadano mientras se enriquece una cúpula que se aferra al poder.
Nos han obligado a pensar en el inmediatismo y resolver el ahora, pero es necesario, que como dirigencia política junto a nuestros líderes sociales y como ciudadanos organizados, involucrando a todos los sectores, también pensemos en el mañana, en el futuro transitorio donde iniciaremos la reconstrucción de la tierra que nos vio nacer.
La reconstrucción de Venezuela, inicia por valorar los esfuerzos que hoy hacemos quienes estamos dentro del país dando la cara, como quienes están afuera estudiando y preparándose, pues a Venezuela la vamos a levantar juntos y le vamos a limpiar la cara, a curar sus golpes, a recuperar su confianza y convertirla en esa tierra de progreso, libertad y calidad de vida, donde se respeten nuestros derechos y como ciudadanos, cumplamos nuestros deberes.
El futuro de nuestra industria petrolera y del crecimiento económico nacional, sin duda, está en nuestro estado Zulia. Iniciando por generar la confianza de la inversión pública y privada en cada campo de producción petrolero, donde generemos el empleo de venezolanos capacitados para reactivar nuestra exportación y abramos nuestras fronteras a empresas como Chevron, Texaco, Mobil y el reimpulso de PDVSA como estatal petrolera, no como caja chica del estado.
Los campos de producción en el Sur del Lago de Maracaibo, Machiques y Mara, donde se abastecía el 60% del país, debe reimpulsarse a través de incentivos y créditos a los productores que deben contar con el acceso, la seguridad y la facilidad de importar los insumos necesarios para producir y llevar lo hecho en Venezuela a cada hogar venezolano.
Debemos impulsar la sustentabilidad de nuestras regiones, la modernización y planificación de nuestras ciudades. El concepto de poder local y de comunidad deben cobrar un protagonismo fundamental, contrarrestando, la excesiva centralización que agravó en vez de solucionar, los problemas de los venezolanos. La descentralización del poder y de la responsabilidad de los ciudadanos, en las comunidades y en las instituciones, debe ser la herramienta que dé a la gente más poder sobre los servicios que se prestan en su zona y haga a las autoridades locales más responsables.
La reducción de la pobreza urbana y la promoción del rol de las ciudades en el desarrollo sostenible, deben ser la prioridad en la elaboración de políticas públicas orientadas a satisfacer las verdaderas necesidades de nuestra ciudad. La movilidad, el uso del espacio público, la innovación, el desarrollo productivo y no menos importante la educación, deben replantearse bajo objetivos más amplios, que nos permitan avanzar hacia ciudades de inclusión, crecimiento, verdes, y modernas.
Debemos establecer la intervención social junto a la organización comunitaria, como la forma de derrotar las barreras de la polarización política, que nos involucren a todos, respetando nuestras diferencias, reuniéndonos alrededor de los puntos que nos unen y generando el encuentro necesario para activar y articular a cada comunidad en la búsqueda de la solución a sus necesidades.
Desde la Fundación Construyamos País, hemos iniciado desde hace meses en conjunto con nuestras jornadas de alimentación y atención social, talleres y asambleas de valores ciudadanos a nuestros niños y jóvenes para que puedan impulsar la solidaridad, el respeto, la humildad y el amor por su cultura, su tierra y su gente. Recuperar la cultura del esfuerzo, el valor del trabajo, de la honestidad y la responsabilidad familiar es también una prioridad para quienes ya trabajamos en la reconstrucción de nuestro país.
Nuestra lucha diaria es contra la apatía y la desesperanza, contra quienes han plagado nuestra Venezuela de hambre, miseria y corrupción. La reconstrucción de Venezuela también inicia, por entender que la transición amerita sacrificios, esfuerzo, paciencia y unión por parte de cada uno de nuestros ciudadanos; asimilando y señalando a quienes ha sido los responsables de esta crisis, aprendiendo de los errores que hemos cometido y asumiendo un cambio como ciudadanos.
Venezuela tiene más futuro que pasado, es nuestro trabajo recuperarla.