La responsabilidad necesaria este domingo
Los desacuerdos de la MUD de cara a la reunión con el gobierno de este domingo paralizan una alianza que debe entender su rol histórico, cuando el país entero fija la mirada en su liderazgo
Santiago Boccanegra
a situación del país reclama responsabilidad. Quizá es la única palabra que debería ser tomada en cuenta a la hora de abordar el liderazgo ciudadano y político en medio de una crisis económica sin precedentes y un sufrimiento popular de grandes proporciones. Por eso es urgente que los factores políticos actúen con responsabilidad.
Del lado del chavismo, es imperativo que la sindéresis tome más protagonismo que el afán por el poder, que la borrachera del poder. Así como es rescatable que Maripili Hernández, que ha defendido cualquier cantidad de barrabasadas del chavismo, dice que es la gente quien debe tener la última palabra mediante un revocatorio, es deleznable, condenable, censurable que el vicepresidente Aristóbulo Istúriz pretenda que su base simpatizante sirva de escudo humano a Nicolás Maduro.
Pero del otro lado de la acera hace falta incluso más responsabilidad. Los ojos del país no están en el Gobierno porque ya la sociedad sabe que su influencia está vencida, su sistema caduco y su capacidad para enrumbar al país es nula. Por eso todo el mundo mira a la MUD, los llamados al relevo, a mostrar una senda cierta de desarrollo, de concordia, de reconstrucción nacional. Tienen la batuta, está claro, y con ella una mayor responsabilidad.
Es insólito que haya quienes aún no lo vean así. Es lo que se evidencia con estas jornadas previas al «diálogo» que durante la semana han transcurrido en un mar de imprecisiones, de cambios de discurso, de contradicciones. La MUD lleva una semana de reuniones, completa, de cara a esta convocatoria, incluso consiguiendo presionar para que la cita no se concretara en Margarita sino en la capital. Hasta el viernes en la tarde los cuatro partidos principales (Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo) habían conversado sobre agenda de negociación, escenarios a plantear, aspiraciones ante el encuentro con representantes del madurismo, todo lo necesario para ir unido a una cita que si bien pudiera ser mejor, nunca será la ideal. Si el país estuviera pepito, no habría necesidad de conversar.
Nos cuentan que los primeros en complicar el panorama fue Voluntad Popular. «Tienen todo parado», nos decían desde el viernes. Las fricciones entre bloques internos del partido naranja, evidenciados en las posturas ante la MUD de Freddy Guevara y Luis Florido, le pusieron pausa al asunto. Así, a última hora del viernes, se presentó una condición: ir al diálogo el domingo si eran liberadas 13 presos políticos. En vez de ser un punto a discutir con el gobierno, se plantea como una exigencia previa, avalada supuestamente por el propio Leopoldo López.
Por Acción Democrática, Luis Aquiles Moreno ha sido uno de los encargados de generar puentes con los mediadores para fijar detalles del encuentro que aún a las 4 de la tarde del domingo no se concreta. Pero el partido blanco tiene otra alianza que cuidar: la suya con VP para el manejo interno de la Asamblea Nacional, la misma que puso a Henry Ramos en la presidencia del Parlamento. Entonces, la postura de AD es «si no vamos todos, no va ninguno». Otra pausa.
En Primero Justicia las cosas no están color de rosa, y los amarillos tienen distintas tonalidades. La directiva del partido, que encabeza Julio Borges, se anota para sentarse a dialogar. Su principal dirigente, Henrique Capriles, pasó días enteros negando posibilidad alguna de conversación. «No hay nada que dialogar», repitió insistente durante la semana e incluso al denunciar represión gubernamental hablaba de «alí está el diálogo del gobierno». Su postura era firma: el siguiente paso es la marcha a Miraflores. Afortunadamente, nos dicen que las posiciones intra «justicieros» se han acercado y ahora el gobernador de Miranda dice que hay que ir a la mesa para exigir allí, en presencia de los mediadores internacionales, la reapertura definitiva del camino electoral. Y tiene lógica, recordemos que en la Toma de Venezuela, su llamado fue retomar el revocatorio o recibir al pueblo en Miraflores.
El sábado hubo una reunión en la Nunciatura de Caracas. Allí representantes de la oposición conversaron con el enviado papal, quien al parecer está atónito con lo que sucede. Después de todo, El Vaticano reconoció a la MUD como actor al mismo nivel que el Gobierno -cuando condicionó su participación a una petición de ambos sectores- y aceptó venir para mejorar condiciones de cara a una confrontación electoral que ahora, a la luz de las decisiones del chavismo en el CNE, parece encarar otros escenarios. Claro que hablamos del mismo gobierno que impidió la visita del monseñor Gallagher y que dejó esperando al Papa en 2015 con una excusa burda de una gripe, solo para correr ahora en 2016. Maquiavelo usa boína roja, y no hay que olvidarlo.
Todos en la MUD saben que el madurismo tiene una agenda manipuladora: escenario electoral para dirimir el conflicto son las regionales de 2017. Y eso no basta. Pero la presión ciudadana, política y de masas debe ser no solo para mostrarle dientes al régimen en la calle, sino en todos los escenarios, mesa con mediadores incluida.
Este domingo hay prensa en el Meliá, mientras acondicionan el salón Río San Juan para cualquier encuentro que pueda darse. Pero en el Museo Alejandro Otero de La Rinconada también mueven sillas. Julio Borges, Henri Falcón y Enrique Márquez pudieran, junto un muy molesto y preocupado Chúo Torrealba, sentarse en la mesa con los representantes de la represión y de la dictadura de Maduro, como la califican las ONG defensoras de derechos humanos.
Llevamos demasiados meses en un «prediálogo», mientras el hambre aumenta, las colas se alargan, la basura se convierte en bocados y los pacientes mueren por la crisis de salud. Nadie está diciendo que se deba ir a hacer amistades con los represores, ni a tomarse la foto, pero sí que la lucha es en todos los frentes. Quien tiene la razón va y la defiende en cualquier escenario. Y exigir elecciones, plantarse en salidas electorales, está muy lejos de claudicar. Se quedarán con los crespos hechos quienes se aferren a la construcción de condiciones previa a las palabras. ¿Un gobierno como este dará condiciones? No, les interesa el conflicto y les interesa, a ellos más que a andie, las divisiones en la oposición.
Por eso la MUD debe recuperar la narrativa del diálogo, hacer entender al pueblo que se habla para lograr salidas democráticas a las pretensiones y aciones autoritarias, y no para darle más oxígeno a un gobierno zombi. Pero eso solo es posible si se toman las riendas del asunto y se avanza en el dominio del corcel. «Los rusos también juegan», sí. Por eso la jugada debe ser estratégica, inteligente y responsable.
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