La ruta para darle un apagón a Maduro, por Xabier Coscojuela
Que cuando el capitán Diosdado Cabello dijo que Nicolás Maduro seguiría siendo el presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela se haya ido la luz, es una advertencia de que el futuro de Venezuela será todavía más oscuro de lo que es en la actualidad, advertencia no necesaria ya que la inmensa mayoría de los venezolanos sabe que eso es así.
El anunció del capitán también reiteró que la democracia y sus mecanismos son incómodos para los que integran el cogollo de ese partido. Que la democracia participativa será siempre una consigna vacía, nunca practicada. Que en ese partido siempre el dedo del autócrata es lo más importante. Cabello se benefició en una oportunidad de ese dedo, cuando no logró los votos para integrar la directiva y el difunto prócer de Sabaneta lo eligió.
Había que ser demasiado optimista para pensar que las cosas podían transcurrir de otra manera en este IV congreso, para creer que la militancia de un partido tan clientelar como el PSUV podía producir otro resultado. Esperemos que van a hacer ahora Elías Jaua y Adán Chávez, quienes exigieron de todas las maneras posibles que la directiva fuera escogida por los militantes. ¿Callarán? Lo más probable.
Lo verdaderamente novedoso del congreso fue que Maduro se responsabilizó y también responsabilizó a sus compañeros de partido, por la torta que están poniendo. Eso podría ser considerado un avance, pero no hay que hacerse ilusiones, porque el método para salir de dónde está el país es el mismo que utilizaron para meterlo en ese hueco. El mismo que le genera grandes ganancias a los que están bien encaramados en el poder.
Si no abrigamos ninguna esperanza de que el chavismo pueda generar alguna posibilidad de rectificación, sí las tenemos cuando se trata de los dirigentes y partidos de la oposición. Es hora de que den señales de vida, de que busquen los puntos que los unen y, a partir de ellos, elaboren una política coherente y seria que permita recuperar la confianza de los venezolanos.
Es hora de actuar. Hay una propuesta sobre la mesa a la que le pusieron fecha. El paro nacional. Creemos que hay que discutir sobre ella y anunciarle al país una decisión. Sea favorable o no y explicar bien las razones. Querer seguir pasando agachaos no es lo pertinente.