¿La salud del país está en las manos de ese ministro?, por Beltrán Vallejo
Autor: Beltrán Vallejo
En momentos en que se agudiza la escasez de medicamentos para los enfermos trasplantados del riñón -cuestión intensificada en los últimos meses del año, y que ya está generando una tragedia nacional de fallecidos, y de pacientes que han perdido el órgano y han tenido que volver a la diálisis, es decir, al infierno de la precariedad hospitalaria-, aparece entonces a finales de año un pronunciamiento lleno de insensibilidad, abusador, irreflexivo y odioso del Ministro de Salud, un rudo vocero, por su matiz discursivo, de la paranoia y del autismo gubernamental, llamado Luis López.
Este señor López dijo lo siguiente: “Aquí nadie se arrodilla ante el imperio y mucho menos va a permitir que esta derecha imponga una supuesta ayuda humanitaria cuando nuestro pueblo está siendo atendido por el presidente Nicolás Maduro”. Ante estas palabras que son idóneas en una lápida, unas palabras que pueden ser recordadas en un funeral entre sorbos de café, le pregunto a todos los trasplantados, a todos los enfermos crónicos, a mi esposa que es trasplantada, ¿qué sienten con este pronunciamiento ministerial?; ¿podrán recordarlo mientras sufren el dolor y el derrumbe?; ¿podrán recordarlo mientras esperan la muerte?; ¿podrán recordarlo todos los trasplantados delante de la fría entrada del IVSS a la espera de algo que medio sostenga una vida hoy pisoteada por la indolencia, la incapacidad, la corrupción y el delirio?
¿Ese discurso del ministro apunta hacia alguna estrategia para solucionar el problema? ¿Qué plan se transmite en él para aliviarle la vida a los trasplantados? ¿Qué política pública puede concebirse en estas palabras matizadas de adulación hacia el Jefe de Estado? ¡Y qué ocasión utilizó ese ministro para adular en medio del sufrimiento de tantos venezolanos!
Lo peor no tiene límites; tantas cosas funestas han pasado en este país tan golpeado. Pero como si faltara más color trágico en la situación que viven los venezolanos, apareció este funcionario con una rara épica de lucha antiimperialista encima de la agonía de miles. Más parece la “épica” que enorgulleció al doctor Mengele cuando estaba cumpliendo su labor “científica” a favor del Tercer Reich nazi en el campo de concentración de Auschwitz.
Yo no voy a entrar en qué fue primero, si el huevo o la gallina para explicar el drama de todos los trasplantados, enfermos crónicos, y demás que menguan en un centro hospitalario; yo no voy a repartir culpas; si lo que está pasando con la escasez de medicamentos es debido a la deuda del gobierno con las empresas proveedoras de medicinas en el exterior o es la fulana “guerra económica”, o si los responsables son Trump y las sanciones, o si es Maduro y su concierto de Boni Cepeda el 31 de diciembre mientras el pueblo protestaba por un pernil; no, no me voy hacia esos escenarios. Lo que sí identifico con este breve comentario es que el pueblo enfrenta la tragedia con “t” mayúscula, y que la élite en el poder la ha convertido en propaganda política, la ha presentado como una recurrente trinchera ideologizada, y es perennemente usada en discursos altisonantes y de tamaña insolencia, ¡tamaña irresponsabilidad!
A los que van para República Dominicana en esa mesa de dominó que llaman diálogo, sea del bando cual sea, ¡sirvan para salvar vidas, al menos!; ¡sirvan para algo los dos grupos! No dejen a tantos venezolanos a merced del ministro López.
A todos los enfermos que me leen: no hay otra; por sus vidas, por su salud, tienen que luchar juntos; no hay otra, a organizarse.
Deja un comentario