La sinonimia entre Ucrania y Venezuela, por Ángel Monagas
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El caso Venezuela pudiera ser comparado con el de Ucrania. La diferencia estriba en la forma y presentación.
Ucrania tiene un proceso de ocho (8) años de combate, con una problemática histórica, desde la época de los Zares.
Nosotros tenemos 23 años.
En Ucrania los rusos han destruido una nación violentamente desde el punto de vista físico. En Venezuela ocurre lo mismo, solo que con una violencia psicológica y muchas veces física, que le ha costado la vida a incontables y valiosos venezolanos.
Miles de Ucranianos han salido de su país, huyendo de la violencia, del peligro que representa quedarse. Muy pocos han regresado a Rusia.
En Venezuela, todos los días miles salen del país huyendo del odio, del hambre, de la persecución y de la inseguridad.
La diferencia fundamental en este conflicto es el liderazgo, cuyo modelaje inspira a todo un pueblo.
Los ucranianos corren el riesgo de defender su tierra ante un tirano poderoso, porque los obligados a hacerlo aceptaron el reto y lo hacen aún con la posibilidad de perder su propia vida, con tal de inspirar a una nación.
Muchas cosas han ocurrido detrás de este conflicto, incluidas algunas tergiversadas por los medios de comunicación.
Y es que en paralelo a esta guerra, ocurre otra que viene sucediendo tras varios años: La guerra mediática. Maquinarias del comunismo, de las dictaduras disfrazadas de democracias versus los medios independientes y otros medios ligados a los intereses políticos contrarios al comunismo. Similar a nuestro país, hablándonos de una Venezuela inexistente, que favorece a un pequeño grupo.
Lo llamativo y que vale la pena resaltar, es como un presidente, de profesión «humorista», se superpuso a las condiciones existentes y se ha transformado en el líder que el pueblo ucraniano esperaba.
A diferencia de nuestros políticos mal llamados «opositores», no calcula para actuar. Arriesga de verdad y no de pura apariencia. Está perfectamente claro de su deber y no retrocede ni se muestra incoherente.
Zalenski no negocia de espaldas. No entrega los valores de un pueblo.
Y «La luz ganará a la oscuridad» ha dicho el presidente ucraniano.
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Los venezolanos observamos con envidia la existencia de figuras como estas, gracias a nuestras carencias.
Nuestra realidad tiene «Putin».
Maduro ha asumido sin temores el respaldo a su tabla de salvación.
Extrañamente quienes hoy se retratan con el embajador de Estados Unidos para Venezuela, no han dicho esta «boca es mía» para solidarizarse con el pueblo ucraniano, criticando el pie insolente de la dictadura comunista rusa.
Zalensky como actor le tocó interpretar a un presidente, a un luchador contra la corrupción. Le ganó a un prorruso como Yanukovich. Hoy su película es en vivo y basada en hechos reales. Ucrania tiene quizá no el mejor presidente, sí el que necesita, el que la gente esperaba.
Nosotros tenemos políticos que son actores, una cosa dicen y otra hacen. El estreno de la verdadera película aún no la vemos, pues no hay quienes representen bien ese papel.
Tanto es así que los que hablaban de cese de la usurpación, gobierno de transición, y elecciones libres, hoy declaran sobre primarias del 2024.
La batalla de Ucrania es la misma que la de Venezuela. La diferencia son los ejércitos que luchan.
Necesitamos una oposición que actúe como piensa, para que no siga pensando como actúa.