La trabajadora doméstica que construye familias y patria, por Rafael A. Sanabria M.

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En el corazón de cada hogar, a menudo encontramos a una figura silenciosa pero fundamental: la trabajadora doméstica. No se trata solo de alguien que limpia o cocina; es la columna vertebral de muchas familias, una arquitecta de sueños y un motor de esperanza. Su labor, frecuentemente pasada por alto, merece un reconocimiento sincero, especialmente cuando sus esfuerzos van más allá de las paredes del hogar y contribuyen al bienestar de toda una nación.
En Venezuela, al igual que en otros países, vemos a mujeres que, con dedicación y sacrificio, se levantan cada día para cumplir con sus responsabilidades laborales y familiares. Son madres, hijas, esposas, que con sus manos hábiles y su espíritu incansable, sostienen a sus familias, envían a sus hijos a la escuela y, a través de su trabajo, apoyan la economía local y nacional.
Estas trabajadoras domésticas, que a menudo enfrentan condiciones laborales difíciles y la falta de reconocimiento, son un verdadero ejemplo de perseverancia. Su labor, que abarca desde la limpieza y el cuidado del hogar hasta la preparación de alimentos y el apoyo a niños y adultos mayores, permite que otros miembros de la familia se dediquen a sus propios trabajos y estudios.
De esta forma, facilitan indirectamente el desarrollo profesional y educativo de otros ciudadanos, generando un impacto positivo en la sociedad en su conjunto.
No podemos pasar por alto el valor de su trabajo. Cada plato limpio, cada cama tendida, cada niño cuidado, son ladrillos que construyen un futuro más próspero. Su dedicación es un ejemplo de responsabilidad y compromiso, no solo con sus familias, sino también con su comunidad y su patria. Es momento de valorar y reconocer el esfuerzo de estas mujeres, otorgándoles el respeto y las condiciones laborales dignas que realmente merecen.
El futuro de nuestra patria se edifica con el arduo trabajo de cada ciudadano, y las trabajadoras domésticas son una pieza clave en este proceso.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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