La verdad yace en nosotros, por Rafael Henrique Iribarren Baralt

Tengo la firme convicción de que Dios mediante el sufrimiento está convirtiendo a Venezuela en un ejemplo curativo, en una patria que resurgirá de sus cenizas para ayudar al mundo. A la luz de esta convicción podemos vislumbrar la trascendencia que entrañan ciertos acontecimientos de la historia contemporánea venezolana, aparentemente inconexos con nuestras penas actuales.
Por ejemplo, el hecho bastante significativo de que el entonces Papa Juan Pablo II nos haya visitado no una sino dos veces. Considero que entrevemos la razón de ser de estas visitas cuando partimos de la premisa de que él con la facultad de prefigurar el futuro en su interior, facultad esta que está desarrollada en los que son humildes ante Dios, quiso que todos los venezolanos, sin distingo de creencias porque Dios es el mismo para todos,aprendiésemos de su Fe a efectos de que no sucumbiésemos en la prueba que inexorablemente se nos avecinaba.
Actualmente estamos en plena prueba. Me ha ayudado mucho a resistir una sentencia que aprendí de un maestro: “El amanecer comienza en el momento más oscuro de la noche». Tengo la certeza de que entre nosotros mismos surgirá una fuerza muy grande que concilie los sectores encontrados de la patria, es decir, que restañe las heridas.
¿Y cómo será esa fuerza? Todos los pueblos del mundo tienen un modelo de héroe; pero todos estos héroes tienen un común denominador: El desprendimiento. Y es precisamente el desprendimiento, como muestra de amor puro, desinteresado, lapieza clave que concilia los aparentemente disímiles héroes que están viviendo, muy deseosos de participar, en los corazones de los venezolanos.No pocos en su desesperación piensan que no conseguiremos la fuerza para levantarnos. A ellos les estrecho mi mano preguntándoles: “¿Es que acaso a todos nosotros no nos nutre sin cesar, con el indómito fuego que no se apaga, Luisa Cáceres de Arismendi dándonos el ejemplo de tener que tomar agua con sangre por no doblegarse a sus captores ?, ¿Es que en el corazón de todos no está Bolívar dejando su fortuna en pos de un sueño, o respondiendo: “¡vencer!”, cuando, habida cuenta de su estado físico, como el de alguien que está a punto de morir, le hubieron preguntado en Pativilca que qué pensaba hacer ?, ¿ Y es que acaso, para poner un ejemplo más, de los muchos que abundan en la historia de nuestra patria, no está el Dr. José Gregorio Hernández desprendiéndose de todos sus recursos, curando multitudes, o alistándose en el ejército en la época del bloqueo para defender a la patria ? “.
El gran poeta Amado Nervo decía que en el fondo de nuestros corazones sabemos la verdad. Verdad esta que, como se sabe, tiene la virtud de liberarnos. Vamos, pues, a descubrirla. Cuando lo logremos Venezuela resurgirá bonita, sabia, justa, alegre, y con su fuerza transformará para bien la geopolítica internacional, otra vez.