La vida de Yuleisi, por José Rafael Hernández
Twitter: @jrhernandez381
Como mucha gente, Yuleisi, vive en un barrio de Caracas, luego de media hora de camino desde la parada de los yises hasta el comienzo de unas escaleras que llegan hasta su casa.
Yuleisi tiene 11 años. Es decir, no ha visto sino una forma de vida que empeora cada día.
No es nuevo para ella que los alimentos “lleguen cuando hay real o cuando la gente del gobierno se acuerda de mandar lo que era una caja CLAP, que ahora es una bolsa CLAP”.
Muchas veces han tenido que comer las pocas cosas que van quedando. Sopa de papa o agua con una bebida en polvo que venden en el mercado.
Tiene rato sin ir a las clases en su escuela. Allá no se encontraba sino con profesores mal pagados que «a veces no venían o nos ponían con la gente de ‘los notones’ a repasar las clases ya dadas».
En el 2020 pasó materias que nunca vio, pero aparecieron con 15 puntos en la boleta.
En ocasiones, Yuleisi tiene que hacer hasta la cola del gas. Muchas veces, luego de horas de espera, no viene el camión de Pdvsa Gas.
Tiene que regresar a la casa con la bombona vacía y con pocas posibilidades de calentar lo que tengan de alimentos. A menos que «la comadre Rita» haga un favor a su mamá y permita calentar o hacer alguna de las comidas.
En algunos momentos de la semana en la parada de los yises no hay suficiente transporte. No tienen gasolina. Entonces, vienen algunos y ofrecen su servicio al doble o triple de lo que cobran cuando hay combustible.
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En el barrio no hay normalmente agua. Cuando viene, hay que llenar los envases que estén por ahí y desear que pronto vuelva a subir.
“Ese día tratamos de bañarnos, de lavar la ropa y de echarle una agüita a las matas que se tienen cerca para que no se mueran.”
Casi nunca va al médico o de esos que llaman ahora médicos comunitarios.
La sábila, el aceite, ajo, cebolla, entre otras cosas, son los nuevos medicamentos de la casa; como lo hacía la bisabuela o la abuela.
«Salen más baratos y no tenemos que ir a ver si llegan o no a Barrio Adentro, donde el médico no llega —a veces— o vemos atendiendo a una gente con acento caribeño”.
En la zona, ahora, cada vez más frecuentemente se va la luz. Indican que también se estará racionando en la capital.
“Mientras tanto, lo poco que hacíamos en la casa: ver televisión, oír radio, poner una música, a veces no se puede porque no hay luz. De la nevera, no lo cuento…uno de los señores de la zona ha tenido que venir a repararla. Y eso le cuesta a mamá, además de los repuestos, hacerles ojitos a esos señores como si fuera su novia”.
“Entonces, a las seis de la tarde, uno de los días en que sí hay electricidad, encontramos al Presidente hablando de los avances en el nivel de vida de la población”.
Yuleisi no sabe si este señor habla de otro país, porque la verdad, en el barrio donde vive ella no ve avances hacia mejor vida. No lo ve.
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