La vigencia de Petkoff, por Bernardino Herrera León y Gustavo Hernández
@herreraleonber @ghdgustavo1
Su muerte resulta irrelevante. Es una circunstancia. La lloramos porque vale la pena.
La vigencia del pensamiento de Teodoro dará para muchas décadas de debates. Y más allá, quedará siempre como un referente necesario.
Petkoff es un pensador universal. Sus ideas recorrieron el mundo, en el momento que hacían mucha falta, cuando tocaba a muchos intelectuales cuestionar lo cuestionable: al mundo comunista vestido con el ropaje del concepto socialista. No era fácil en plena Guerra Fría.
En su libro Checoslovaquia: el socialismo como problema, publicado en 1969 por Monte Ávila Editores, Teodoro denunció con valentía el totalitarismo disimulado con el fraude del socialismo soviético y chino. Expuso, con su estilo directo que siempre mantuvo, la absurda invasión soviética, de 1968, para derrocar la iniciativa de Alexander Dubeck y del presidente socialista Ludvík Svododa, que intentaron convertir a la República Socialista de Checoslovaquia en una experiencia de democracia abierta. Un notable proyecto que duró el breve periodo de seis meses, conocido como “La Primavera de Praga”.
Petkoff se convirtió en uno de los intelectuales que hizo transcender la experiencia checoslovaca y la convirtió en un movimiento internacional, y en especial, para América Latina.
Poco después, en 1971, abandonaría el Partido Comunista de Venezuela para fundar, junto a otros importantes líderes políticos venezolanos el Movimiento al Socialismo, cuya doctrina fundacional se inspiró en aquella experiencia de “socialismo con rostro humano” que intentaron los líderes comunistas de la Primavera de Praga.
Pocas veces, la política tuvo el honor de compartir a uno de sus más intensos activistas con la labor de pensador, de intelectual, de escritor, como caracterizó toda la vida de Teodoro, luego de superar el tránsito de su vida como guerrillero de la extinta Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, entonces bajo la influencia épica de la revolución cubana.
En efecto. Un total de 11 libros de su plena autoría, y otros cinco en coautoría, son muestras suficientes de la condición de intelectual-político que él representa. Un intelectual productivo de ideas tan novedosas como polémicas y un político intenso, que recorrió el país en dos campañas electorales como candidato presidencial, como dirigente, como ministro. Pero que también se dedicó a reunirse con jóvenes en pequeños círculos de un modo constante. Fue en una de esas tantas reuniones informales cuando lo conocimos para hablar de la coyuntura.
Nunca paró de escribir, nunca dejó de militar en la política. Ese es el Teodoro que trasciende a su propia muerte. Es el Teodoro del gran premio Ortega y Gasset 2015, que entrega el diario español El País a los más destacados escritores y editorialistas del mundo que se destacan por su profundo sentido y defensa de la libertad humana como valor fundamental que debe primar en la política.
Por eso será reconocido más allá de su propia vida. El legado de toda su obra que aún demanda grandes debates. Porque Petkoff representa la ruptura contra la ortodoxia. La prédica contra el populismo. El rescate de los ideales de justicia social que monopolizó fraudulentamente y por mucho tiempo el autoritarismo marxista. La frescura de concebir la política como un acto auténtico, noble y sincero.
Del pantano mediocre en el que el chavismo ha sumergido a la política venezolana emergerá, como un faro, la figura de Teodoro Petkoff. Su obra permanecerá limpia y fresca como sus ideas.
Hasta el próximo debate querido maestro. Mientras tanto, descanse en paz…