La visita, por Marisa Iturriza
La niña esperaba a que terminara de llover para que llegasen los “sietecueros” a deslizarse por el sendero encementado a través del jardincito y ver –sin pizca de compasión– como se retorcían cuando les rociaba sal y luego –simplemente– se derretían deshidratados. Ya en la adultez intentó repetir con uno que recorría la sala, dejando su hilo baboso como huella, y qué va, no pudo, le dio lástima.
Entre finales de junio y comienzos de julio se recibió la visita de la Alta Comisionada de Derechos Humanos. Pudo comprobar que no hay campos de concentración, cámaras de gas, hornos crematorios y casi ni radio-tv-prensa, y a pesar de que con las visitas se guardan las apariencias, en ese breve lapso ocurrieron dos sucesos no aptos para menores de edad y para mayores tampoco:
1) El del capitán que fue llevado a juicio tan torturado que el juez lo remitió al hospital. La memoria evoca el cuadro/denuncia de Frida Kahlo “Solo unos cuantos piquetitos” que alegó como excusa un sujeto que cosió a puñaladas a una mujer. Como el capitán QEPD no murió encarcelado en una celda sino en el hospital, podría alegarse que fue por unos piquetitos nomás…
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2) El del chico andino a quien cincuentidós (¡52!) perdigones le vaciaron los ojos y desfiguraron la cara durante una protesta por falta de gas cuando llevaba una bombona a su casa. Ante el peligro de ser niño o joven el arte nos evoca el grabado de Goya “Si amanece, nos vamos” que muestra unos tétricos indigentes sentados sobre un saco que contiene cadáveres de niños (como tantos por falta de alimento y medicinas) como diciendo ¿Qué importa uno más?
La pequeña que cavilaba si al invertebrado le ardía la sal mientras la mamá y los “sietecueritos” le esperaban inútilmente, se pregunta si a familiares y allegados, tanto de los que ordenan como de los que ejecutan, les afecta o avergüenzan los procedimientos realizados. Si quienes los efectúan sienten satisfacción “por el deber cumplido” o algún remordimientico de conciencia por lo cometido o si, al contrario, todos celebran unidos y premiados la hazaña cumplida con ventaja a favor. Da lástima. Advertencia: Se ha comprobado que la oposición es nociva para la salud pues, según la canción de Yordano, Por estas calles la compasión ya no aparece…
Y que pena con La Visita…