La xenofobia contra venezolanos crece y los gobiernos de la región no dan respuestas

Agresiones verbales y físicas, discursos políticos estigmatizantes, campañas de odio en redes sociales son algunas de las manifestaciones de xenofobia contra los venezolanos en América Latina, pero muchas veces, las autoridades callan o incluso alimentan la discriminación. El investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Colombia, Ronal Rodríguez considera que falta más acción por parte de los políticos
«A mi hijo de 11 años lo han tratado en la escuela (en Chile) de ‘esqueleto muerto de hambre’. A mi hija de siete años, una compañera, al saber que era venezolana, la agarró por el cuello y la apretó, mientras le decía: ‘Por eso te odio'», cuenta en Instagram Viviana Espinoza, hija de chilenos que migró a ese país hace siete años con su familia.
Este no es un caso aislado. La xenofobia contra la población venezolana se ha hecho visible en distintos países de América Latina, con expresiones que van desde insultos, acoso, exclusión del mercado laboral, hipersexualización, y en los casos más graves, violencia física y hasta asesinatos.
Mientras las expresiones de xenofobia se hacen más frecuentes y visibles, la respuesta institucional es escasa. «En este momento, los gobiernos no le dan prioridad al tema del manejo de la xenofobia, no generan una agenda política pública. Incluso creen que si no se habla del tema, se está manejando adecuadamente», advierte Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Colombia.
Especifica que la agenda política impide que el tema migratorio y el tema de xenofobia esté entre las prioridades de las autoridades porque creen que es un tema que «les quita votos».
El especialista recuerda que la xenofobia es «el miedo o temor al extraño», pero enfatiza que hay otro término clave de la filósofa Adela Cortina que propone que en muchas ocasiones no se expresa xenofobia, sino aporofobia, «el temor no al extranjero, sino al pobre, al desvalido, al que tiene alguna carencia».
Explica que los nacionales de ciertos países no manifiestan xenofobia contra turistas o inversionistas extranjeros, sino contra aquellos que requieren asistencia social y están en condiciones vulnerables.
Los organismos internacionales cifran entre ocho y nueve millones de personas la diáspora venezolana, lo que la convierte en la más grande de América Latina, lo que a su vez ha desatado brotes de rechazo, especialmente, dice Ronal Rodríguez, en países como Chile y Perú. Suma que incluso líderes «han aderezado sus discursos políticos señalando a la población venezolana como causante de dinámicas delincuenciales o de problemas de inseguridad», casi siempre sin evidencias.
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Un claro ejemplo son las declaraciones de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien acusó a los migrantes venezolanos de ser los responsables de la inseguridad en su país. «A los señores que alquilan sus domicilios, tengan cuidado a quiénes alquilan…», dijo la mandataria.
Especialistas coinciden en que estos discursos pueden fomentar los prejuicios, discriminación y xenofobia contra los venezolanos y otros migrantes como los haitianos que viven en Perú.
Redes sociales y odio
El profesor Ronal Rodríguez asegura que las redes sociales y la Inteligencia Artificial juegan un papel fundamental en las dinámicas de odio. Explica que la mayoría de las personas se enteran de las noticias por redes y que los contenidos de odio son los que más mueven a las audiencias.
Ilustra con la situación de los venezolanos en Estados Unidos y los discursos del presidente Donald Trump desde la campaña: «Generó una lectura de que los venezolanos estaban invadiendo EEUU, sin mayor evidencia; si bien hay ciudadanos venezolanos que participaron en actividades delincuenciales, no se pueden acusar ni mucho menos homogeneizar la nacionalidad venezolana con la dinámica de delincuencia, mucho menos decir que todos los venezolanos son del Tren de Aragua».
«Se ha sobredimensionado la presencia del Tren de Aragua en el discurso público y en muchos casos, como ocurrió en Estados Unidos, se han usado estos miedos para justificar detenciones arbitrarias, deportaciones masivas o políticas represivas», advierte el experto.
Ronal Rodríguez detalla que las declaraciones de gobernantes dan una especie de patente de corso a los ciudadanos para actuar contra quienes supuestamente están alterando el orden y la seguridad. Afirma que el fenómeno en EEUU contra los venezolanos «ha tenido una capitalización política muy alta, que ya la está teniendo América Latina».
En el caso colombiano, dice que desde 2011 existe una ley contra la discriminación que incluye la nacionalidad, pero sostiene que «discursos xenofóbicos contra la población venezolana» como el del alcalde de Bucaramanga, Jaime Beltrán, crean un «caldo de cultivo perfecto para que haya expansión de la xenofobia, de la aporofobia y del uso de estas como herramientas políticas».
Patrones de xenofobia
El investigador de la Universidad del Rosario asegura que en Colombia, si bien hay casos de xenofobia, «se dan en una menor escala porque también somos país expulsor». Indica que en esta nación la xenofobia no ha tenido una carrera tan fuerte, pero sí hay casos específicos.
No obstante, es común oír en Colombia expresiones xenófobas como «veneco lambucio», «venezolanos brutos», «vienen a prostituirse» o conocer de casos de venezolanos que evitan hablar en público para esconder su acento o que incluso buscan imitar el tono para pasar desapercibidos y evitar malos ratos.
Rodríguez indica que algunos patrones de xenofobia son discriminación laboral, salarios más bajos por el mismo trabajo; hipersexualización de mujeres venezolanas, precisa que son doblemente víctimas porque no solo se les discrimina por ser mujer, sino por venezolana, no solo en sectores populares, sino también en los acomodados; acoso o exclusión contra niños y adolescentes en escuelas, desde burlas hasta violencia física hacia estudiantes con bajo rendimiento por la debilidad del sistema educativo en Venezuela.
«Los muchachos logran ser menos xenófobos y menos discriminadores que los propios profesores», afirma Ronal Rodríguez.
Sin embargo, agrega que el tema en «Colombia ha crecido porque primero había una dinámica de solidaridad hacia la migración venezolana, pero esta ha disminuido en los últimos años por el posicionamiento del presidente Gustavo Petro frente al tema migratorio, del cual ya no se habla y no se hace visible».
El profesor de la Universidad del Rosario considera que discursos de odio promovidos por Donald Trump o Nayib Bukele, «han tenido un peso muy alto» y que la «inoperancia y la actividad de presidentes de centroizquierda desde Claudia Sheinbaum, Petro e incluso el propio Gabriel Boric les ha faltado más acción frente a dinámicas de xenofobia».
Para hacer frente a la xenofobia, Ronal Rodríguez sugiere a los gobernantes «desarrollar políticas públicas de integración reales» y «cambiar el perfil de los gobernantes». Igualmente, asevera que «América Latina es quizá la única región del mundo que se pueda dar el lujo de avanzar en ese terreno».
El investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario lanza una alerta sobre la falta de integración de los mismos venezolanos: «Hay ciudadanos venezolanos que ya están presentando el fenómeno de los ciudadanos cubanos, de hablar de migrantes ‘buenos’ y ‘malos’; lo que termina jugando contra ellos».
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.