Las cooperativas eléctricas: Modelo sostenible y ambiental, por Eduardo Matute A.
Twitter: @edmatute
La totalidad de las ciudades y poblaciones en Venezuela, sobrevive a un servicio eléctrico deficiente, con suspensiones permanentes, que causan problemas en la cotidianidad, en los servicios de salud y en costos por reparaciones de las máquinas y artefactos del hogar.
Las causas son conocidas y han sido largamente anunciadas: Plantas eléctricas militarizadas, corrupción y robo puro y simple, olvido del mantenimiento y premio la lealtad sobre el profesionalismo.
Hace 15 años, el régimen tomó la decisión de estatizar las actividades de generación y transmisión de electricidad que se desarrollaban bajo la responsabilidad de empresa privadas en las ciudades de Caracas, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo, y en conjunto con la empresa estatal Cadafe, que operaba en el resto de las ciudades y en las áreas rurales, formó la Corporación Eléctrica Nacional –Corpoelec– centralizando inorgánicamente la totalidad de la generación y transmisión eléctrica. Fue el inicio de la actual tragedia eléctrica en Venezuela.
Al contrario de la lógica chavista de centralización y militarización, el resto del mundo se está moviendo hacia estrategias de generación eléctrica local, con insumos provenientes de energías limpias, acortando la distancia entre la producción y la población consumidora.
Hasta finales del siglo pasado, Europa poseía el mismo patrón de producción y comercialización de la energía eléctrica, grandes empresas zonales como Endesa, Fenosa, Fecsa, Viesgo, Iberduero, Hidroeléctrica Española, etc., tenían un total dominio del vertical del mercado, es decir de la generación, la distribución de la electricidad y la venta de este servicio al cliente. En realidad, la venta del servicio no existía como tal, porque los clientes se repartían por zonas y se veían obligados a contratar con la compañía eléctrica zonal de referencia.
Europa adoptó un patrón de desregularización del mercado, permitiendo que en cada uno de los tres tramos –generación, distribución y comercialización– pudiera ser asumido por nuevas empresas independientes.
El caso español está apuntando hacia esa nueva lógica. Partiendo de la premisa “Mientras más competencia, mejor servicio público”, la tendencia en España es la creación de empresas eléctricas con enfoque cooperativo y en otros casos municipal, para la generación, comercialización y gestión eléctrica en las distintas comunidades.
Desde el año 2012, se viene organizando este proceso, a partir de la constitución de Goiener, empresa cooperativa ubicada en el País Vasco, y que 9 años después ya es un conglomerado de empresas subsidiarias que contempla la generación, comercialización y asesoramiento a sus 14.000 personas asociadas.
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En total, 19 empresas cooperativas agrupan a 85.000 personas asociadas, en el territorio del Estado Español, constituyendo “Unión Renovables”, como organización de representación e inversiones de segundo grado.
Las cooperativas de energía verde generan, distribuyen y comercializan electricidad de origen renovable, en forma aislada, o en conjunto con otras. Cualquier particular o empresa se puede unir como persona asociada a la cooperativa aportando a la inversión que se utiliza para comprar la energía que van a distribuir entre sus miembros.
Este aporte permite el financiamiento de la primera mensualidad del costo de la factura, y es considerado como capital en la empresa cooperativa. Alguna de estas cooperativas reúne a productores/consumidores de energía, prestándoles el servicio de asesoría, contrataciones conjuntas y servicios técnicos.
Entre los objetivos del conjunto de estas cooperativas están la necesidad de promover las energías limpias, con motivo de encontrar solución a problemas ambientales como el cambio climático, producir la energía eléctrica renovable suficiente y no depender de las grandes eléctricas.
Un aspecto importante en estas cooperativas es que han derrumbado el mito de considerar a las energías renovables como mas costosas que la ofrecida por las grandes empresas. La energía que ofrecen es personalizada para cada familia, dependiendo de su estilo de consumo, así como para cada comercio, industria o pequeño emprendimiento, lo que posibilita un consumo racional de la energía. Adicionalmente, las cooperativas que ya producen electricidad, la infraestructura se amortiza en poco tiempo, ocasionando que el costo fijo influya en menor grado en el establecimiento del precio.
Si Ud. cree, que en su comunidad se puede trabajar una propuesta de esta naturaleza, puede conseguir mayor información en las páginas de alguna de estas cooperativas: GoiEner, La Corriente y Som Energia, bien sus páginas o en sus redes sociales.
Eduardo Matute es cooperativista.
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