Las cuentas del MinPopopFin, por Teodoro Petkoff
El minpopopfin Rodrigo Cabezas ha reconocido que el gobierno mantiene la meta de 12% de inflación para este año aunque, en un tímido rapto de realismo, admitió que “sería difícil alcanzarla”. Por tercer año consecutivo, el gobierno fija una meta de inflación y luego fracasa. Igual le pasó con el objetivo de aquellos famosos 10 millones de votos que, según Yo-El-Supremo, le iban a meter “por el buche” a la oposición. Bien lejos quedó de ese objetivo. El que calculó aquella meta electoral debe ser el mismo que calcula la inflación esperada. Esta, en un gobierno serio, no es fruto de una corazonada ni de una estimación al ojo por ciento. Se la fija en función de un conjunto de variables cuyo comportamiento manejan las autoridades económicas y que articuladas de una determinada manera deben producir el resultado esperado. Pero, a la luz de la experiencia de estos años no se andaría muy descaminado si se imagina tal proceso como un diálogo entre los ministros y sus acólitos discutiendo la cifra que más le gustaría al capo. “¿Qué meta inflacionaria ponemos?”, pregunta Giordani. “Pon ahí 14”, dice alguien del BCV. “No, mejor pon 12, que es más potable”, concluye otro. Y 12 queda. Ya es una especie de número mágico; de Santo Grial económico que persiguen los cruzados de la economía, Giordani, Merentes, antes, y ahora Cabezas, con el apoyo logístico del Banco Central. Pero, el numerito es como un cochino ensebado: no lo pueden atrapar.
Ahora, Cabezas nos anuncia nuevas medidas antiinflacionarias, entre otras, una impepinable: más controles de precios, amén de una devaluación para dentro de cuatro o cinco años. Es obvio que el minpopopfin considera como un éxito monumental lo producido hasta ahora. Podemos verlo justificándose ante el capo. “Presidente, pregúntese a qué nivel habría llegado la inflación si no hubiéramos establecido controles de precios; si no existiera control de cambios; si, para recoger liquidez, no estuviéramos regalándole miles de millones de bolívares a los banqueros amigos, vendiéndoles papeles de deuda a 2.150 para que ellos los coloquen en el mercado paralelo a 4 mil y pico (además, Presidente, ahí chorrea algo para la causa) ; si no estuviéramos importando de todo y vendiendo a precios subsidiados”.
Pero la pregunta que debería hacerse el capo, oyendo esta reláfica, no es dónde estaría la inflación sin esas medidas sino cómo es posible que esté en 20% aun con la aplicación de esos torniquetes. Ahí es donde está el punto. 20% de junio de 2006 al mismo mes de 2007 no es concha de ajo. La presión inflacionaria es brutal y cuando Cabezas advierte que “no tomarán medidas que hagan sufrir al pueblo” parece no percibir que con lo que han hecho ya lo están haciendo sufrir demasiado. Comida cada vez más cara, en particular la más cara de toda: la que no se consigue, ¿no le parece al minpopopfin suficiente sufrimiento? Pero es que el único control realmente eficaz, que es el control sobre el gasto público, el minpopopfin nunca lo propondrá.