Las dos consultas, por Simón García
Twitter: @garciasim
La votación de este domingo es una gran consulta. Importante porque concurrirán ciudadanos que expresarán su parecer acerca del proyecto que impone el Gobierno, desconociendo la decisión del referendo que rechazó su carácter “socialista”
Este domingo ratificaremos esa voluntad y diremos al mundo lo que Maduro ya sabe: queremos vivir en democracia, en un sistema económico que permita comer, trabajar, producir, invertir y realizar acciones para reconstruir un país justo, unido y próspero, sin inflación, con salarios dignos, hospitales y escuelas que sean tales y oportunidades que pongan cese a la diáspora.
A esta consulta están convocados todos los venezolanos, los que apoyan al Gobierno y el 85% que clama por cambiar esta destrucción que nos mata. Ella no divide al país en dos partes ni excluye a nadie por su actitud política.
Es cierto que esta votación está rodeada de restricciones y ventajismos que hay que denunciar y enfrentar, en vez de ceder el derecho al voto, entregarle el Poder Legislativo al Gobierno y renunciar de nuevo a la vía electoral. Ya sabemos quien llena los centros cuando los dejamos vacíos.
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La historia está llena de rebeldías electorales de los pueblos contra los autócratas que pretendían doblegarlos y de figuras que aquí se invocan para justificar conductas contrarias a las que ellos mantuvieron a todo riesgo. Nos debería inspirar, en vez de manipular, los ejemplos y lecciones de Walesa, Mandela o Lagos.
Hoy va a manifestarse un país que tiene el valor de votar bajo un régimen autoritario porque su conciencia cívica le impide dejar de defender el ideal democrático, cuando un intento de disolverlo nos grita auxilio.
Los demócratas votan. Es una boutade fallida afirmar que no se va a votar porque se cree en el voto. Si la creencia es una premisa suficiente, la conclusión debe ser realizar esa convicción, no suspenderla. Sobre todo con el pretexto de coacción de un poder externo que violenta nuestra conciencia.
La condición electoral mínima, del lado del pueblo, es usar el arma que la democracia le otorga. Cuando hay huelgas que afectan servicios públicos existe la obligación legal de no suspender actividades indispensables, como las emergencias en los hospitales. En ausencia de democracia, el proceso electoral es una emergencia del país, los ciudadanos estamos éticamente exigidos de hacer valer lo que todas las dictaduras en el mundo buscan anular: el derecho a votar. Lo incomprensible es que hagamos huelga de votos cuando es la única manera de que el gobierno gane.
No satanizo ninguna consulta y no deberían hacerlo los que nos dicen que todas las opciones están sobre la mesa. No ataco la otra, solo defiendo la que creo más útil y eficaz para abrirle camino a una solución del conflicto entre los dos sistemas que se confrontan en Venezuela.
No encuentro motivos para contribuir a una derrota de la oposición, votar contra el Gobierno y elegir en la oposición a candidatos que no se arrodillen ni se vendan. Por fortuna los hay y en varias tarjetas.
No descalifico a los que irán a una consulta paralela el 12, repitiendo la estrategia del doble poder. No acompaño fusilamientos de dirigentes ni explosiones emocionales contra los que quieran responder las tres preguntas.
Los hechos dictaminarán sus resultados. Voy a desafiar la cuarentena porque no quiero esperar a que Maduro se vaya para después votar.
Llamo a votar para acumular fuerzas y condiciones para ir a elecciones presidenciales libres y crear un consenso nacional con base en una nueva estrategia para reunificar a todos los venezolanos dispuestos a privilegiar objetivos comunes en medio de diferencias que nos hacen plurales y tolerantes.
Simón García es Analista Político. Cofundador del MAS.
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