Las lecciones del 1-S, por Xabier Coscojuela
La renuncia del Presidente perdió fuerza cuando el propio Maduro se cansó de rechazarla y la posibilidad de una Constituyente también fue dejada de lado
Autor: Xabier Coscojuela
La unidad es vital para la oposición. Es una verdad de Perogrullo, pero pareciera que hay algunos que no están convencidos de ello.
La mejor demostración de su bondad es el resultado electoral del pasado 6 de diciembre, pero paradójicamente tras ese triunfo la unidad resultó afectada y la Mesa de la Unidad Democrática ha perdido efectividad política a lo largo de estos ocho meses.
La elección del presidente de la Asamblea Nacional fue un momento clave. A partir de ahí las agendas personales de algunos se colocaron por encima de la unidad imprescindible. Hay heridas aún por restañar de esa coyuntura.
Las diferencias en torno al modo de lograr la salida de Nicolás Maduro de la Presidencia de la República fueron tan evidentes que en una oportunidad la MUD presentó cuatro alternativas, todas ellas consideradas válidas y las cuales pensaban utilizar para lograr el objetivo. Fue una de esas soluciones que llaman salomónicas pero totalmente inefectivas y más bien contraproducentes.
Sin embargo, la realidad impuso que el camino era el referendo revocatorio, pues la enmienda constitucional fue bloqueada por los abogados del gobierno que integran la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.
La renuncia del Presidente perdió fuerza cuando el propio Maduro se cansó de rechazarla y la posibilidad de una Constituyente también fue dejada de lado.
Esas diferencias hicieron que se perdiera un tiempo precioso y que se le diera excusas al Gobierno y a sus rectoras del Consejo Nacional Electoral para afirmar que la petición para realizar el revocatorio este año fue hecha tarde, lo cual es falso.
Para lograr que el CNE aceptara entregar el formato para la recolección de las firmas y para la jornada de ratificación de las rúbricas, así como para exigir la fecha para recopilar el 20% de los electores que pidan referendo, se promovieron algunas movilizaciones que tuvieron poco eco entre la población.
La mayoría de esas convocatorias fueron hechas a título personal por algunos dirigentes de la MUD, sin tomar en cuenta a los demás. Hubo quienes se comportaron como los propios caudillos pretendiendo imponer sus puntos de vista sin consultar ni discutir con nadie, ni siquiera con los compañeros del partido en el que se milita. Fue una conducta muy parecida a la del difunto Hugo Chávez.
La sindéresis parece haberse recobrado y los frutos ya se están recogiendo.
La convocatoria a la marcha del 1 de septiembre también recibió sus críticas, en particular por haber sido hecha con mucha antelación, pero ya es evidente su éxito. La expectativa que se ha generado en todo el país es una victoria para los sectores democráticos.
La reacción gubernamental es una prueba de lo que decimos. La escalada represiva ha ido en aumento, los intentos por generar miedo en la población se repiten todos los días, las detenciones arbitrarias y sin fundamento están a la orden del día, se prohíbe el vuelo de todo tipo de aeronaves para que el mundo no pueda ver la magnitud de la convocatoria, pero el resultado está siendo contrario al esperado por el gobierno de Maduro.
Escribimos este editorial antes del 1 de septiembre, por lo que no podemos saber si nuestras predicciones se cumplieron, pero lo que sí quedó nuevamente demostrado es que los sectores democráticos deben actuar con unidad de criterio, pues el éxito está garantizado.
Aprovechamos para hacer un llamado a quienes participen en esa protesta que lo hagan de manera pacífica, tal como lo han solicitado los líderes de la MUD.
Hay que evitar las provocaciones y la violencia que solo le sirve al Gobierno.
Luego de este 1 de septiembre vendrán nuevos combates. No estamos ante un gobierno democrático.
Hace ya un tiempo perdió esa condición, pero somos firmes creyentes en que la vía adecuada para salir de él es la que ha trazado la MUD: constitucional, pacífica, democrática y electoral. Que así sea.
Deja un comentario