Las lejanas metas de los ODS 2030, por Marino J. González R.

Foto: Connectas
La semana pasada (del 31 de marzo al 4 de abril) se realizó en Santiago de Chile el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible organizado por la Cepal. El objetivo general del Foro era revisar el progreso y los desafíos regionales ante el cumplimiento de la Agenda 2030, es decir, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados en el año 2010 a escala global.
Antes del Foro se difundió el Octavo Informe sobre el progreso de la Agenda 2030. La revisión del informe no deja dudas sobre las pocas posibilidades de que se cumplan las metas involucradas con los ODS 2030. Con el actual ritmo de progreso solo un 23% de las metas se podrán cumplir.
El 41% de las metas progresan en la dirección adecuada, pero a un ritmo que no garantiza que efectivamente se puedan cumplir. El 36% restante de las metas se encuentra sin progresos, o incluso en la dirección contraria a lo establecido.
Cuando se detalla el progreso por ODS (son 17), los resultados son más preocupantes. En los ODS 1 (reducción de la pobreza), ODS 2 (erradicar el hambre), ODS 10 (reducción de la desigualdad), ODS 13 (acción por el clima), y ODS 16 (paz, justicia, e instituciones eficaces e inclusivas), no se alcanzarán ninguna de sus metas. El informe también reporta que para el ODS 3 (salud y bienestar) y el ODS 15 (ecosistemas terrestres) ni siquiera se puede definir una tendencia con respecto al progreso o retroceso. En los otros ODS los avances, en general, no se realizan al ritmo requerido.
El pronóstico señalado en el informe no sorprende. Es la consecuencia de no contar en los países con las capacidades institucionales necesarias para cumplir con las metas (no solo las relacionadas con los ODS sino con todas las metas de la gestión de los gobiernos). La primera capacidad es la que se deriva del compromiso de los líderes políticos (que luego ejercen el gobierno) para que la gestión pública sea efectiva y contribuya al desarrollo sostenible. Si esta primera capacidad no existe o no se asume a plenitud, es muy poco probable que se pueda avanzar con éxito.
No es suficiente, sin embargo, el compromiso de los líderes. Al menos cuatro funciones estratégicas (capacidades) se deben ejecutar con orden y profundidad. Estas funciones son: planificar para el mediano y largo plazo, generar y asignar los recursos requeridos, disponer de los mecanismos de seguimiento e información, y evaluar periódicamente los progresos. Al realizar todas estas funciones es posible identificar los cambios y adaptaciones requeridas para avanzar en la dirección de las metas.
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Realizar estas funciones no es una actividad periódica. Es decir, que se realiza cada año o incluso en intervalos más largos. Todo lo contrario, es una actividad permanente que requiere información útil generada en tiempo real.
La brecha de los gobiernos de América Latina y el Caribe para realizar estas funciones es justamente la razón por la cual no pueden cumplir las metas de los ODS en 2030. Estas evidentes debilidades se han constituido en una de las principales restricciones para el desarrollo sostenible en la región.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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