Las madres, siempre las madres; por Pablo M. Peñaranda H.
Twitter: @ppenarandah
El paraíso se encuentra
al pie de las madres.
Anónimo
En el mes de agosto, vuelven los hogares a tener el bullicio de los niños a tiempo completo. En muchas actividades laborales se ve a los pequeño acompañar con disciplina a sus padres y, en especial, a las madres. Por eso viene a mi memoria Henry Ward Beecher (1813-1887) quien fue un militante contra la esclavitud en Norteamérica, que además tuvo mucha participación en los métodos pedagógicos de su época, y, algunos de sus discursos y frases sueltas llegaron a nuestras manos. Esas lecturas las consumíamos para efecto de nuestra formación como maestro de la escuela primaria o como ayuda para algún artículo que pergeñábamos en los periódicos artesanales repartidos entre los colegas o bien, servían para nutrir nuestras discusiones sobre las experiencias en el aula.
*Lea: Rembrandt, por Pablo M. Peñaranda H.
El cuento es, que, en aquel entonces, los maestros debían organizar cada quince días, unas carteleras, tomando como motivo una fecha o una celebración del calendario escolar. La narración a la cual me refiero, es sobre una cartelera que elaboré con los alumnos con motivo del día de la madre, y que tenía como frase en su parte superior: «El corazón de la madre es el salón de clases del niño»; y, con fondo de colores, diversos artículos o composiciones de los alumnos sobre el papel de las madres y, una que otra reseña con ilustraciones de sucesos donde ellas, realizaban jornadas heroicas para defender los cuidados y alimentación de sus hijos.
Al final, y a todo lo largo de la cartelera, cerraba otra frase del autor: «El bebé al principio se alimenta del pecho de su madre, y después, siempre de su corazón».
Los representantes solían ser invitados a esas exposiciones de carteleras, que, si bien no era un concurso, sí se convertían en un torneo de alabanzas sobre la calidad de las mismas.
Mi recuerdo se refiere a que, frente a la cartelera, presencié el llanto callado de dos madres muy jóvenes y, al acercarme, señalaron que las frases les conmovieron y, que, de alguna manera, esas frases expresaban hermosamente la verdad de sus vidas.
Este es uno de los recuerdos que atesoro, como maestro en la escuela primaria.
Sólo eso, quería contarles.
Pablo M. Peñaranda H. Es doctor en Ciencias Sociales, licenciado en Sicología y profesor titular de la UCV.
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