Las maletas, por Aglaya Kinzbruner
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Es de conocimiento público y notorio que hay varios tipos de maletas, las que se pueden subir a la cabina de un avión que ahora tienen un tamaño bien establecido, a saber, 56 cm de alto x 36 cm de largo x 26 cm de ancho y esto incluye todo mango y ruedas. Las que viajan en el departamento de bagajes y, además dos metafóricas. Las que ya están listas para viajar e irse si es que ganan las elecciones los oficialistas y las que, también están listas, de la oposición exiliada o autoexiliada, que se encuentra fuera del país y quiere volver. Son como ¡muchas maletas! ¡Y faltan las últimas! Al final volveremos sobre el tema.
Y, hablando de metáforas, ¿Qué fue lo que dijo el presidente Joe Biden el 11 de Julio? Según la BBC, en artículo publicado el 16 de julio, dijo que había que poner a Donald Trump en la diana. ¿Y esa no fue una orden indirecta para lo que pasó después en Butler, Pennsylvania el 13 de julio? Para colmo un policía vio a Thomas Matthew Crooks en el techo de un edificio con tremendo rifle apuntando hacia abajo. Se subió a una escalera, se le acercó y el muchacho le dijo que si no se iba lo mataría. Otras muchas personas, también la esposa del policía vieron la escena, informaron al sheriff y al Servicio Secreto y éste literalmente ¡se tomó su tiempo para intervenir!
El chico disparó y medio rebanó una oreja de Trump que gracias a San Judas, el Santo de lo Imposible, se había quitado a tiempo o casi. Hubo dos muertos, uno fue Crooks, eliminado por el Servicio Secreto, y un espectador, Corey Comperatore. Otra víctima, David Dutch, está grave con costillas rotas y problemas con su hígado. El ex presidente Donald Trump enseguida mandó hacer un gofundme para los familiares de las víctimas. Una de ellas, Corey Comperatore, un hombre muy querido por sus vecinos, era bombero voluntario. Se tiró encima de su esposa e hija para protegerlas y así murió. En un gesto impulsivo Trump recogió la chaqueta y el casco de Corey, besó el casco y pidió un minuto de silencio.
Dice Jorge Luis Borges en el Aleph que basta el conocimiento de un hecho para percibir en el acto una serie de rasgos confirmatorios antes insospechados. Los hechos son muy claros. En ciertas pequeñas vecindades como la de Butler en Pennsylvania, no hay mucho qué hacer. La cultura no es una opción. Eso no es Europa. El acceso a las armas es muy fácil. El rifle de Crooks era de su padre. Además todos pertenecen a algún club de armas donde éstas son el tema central del discurso. Cuando Biden dijo que había que colocar a Trump en la diana, sonó casi como una orden directa al subconsciente.
Y si eso pasó en Estados Unidos, ¿qué no pasará aquí el día de las elecciones? Está fresco todavía en la memoria el tiempo aquel en que todos comentaban las fechorías de un famoso hacker ruso. ¿Habrá sido invitado como observador de las elecciones? Aunque las malas lenguas últimamente lo han ubicado en España donde ha hecho todo tipo de desastres, volviéndose rico en el ínterin. Menos mal que en Venezuela muchos conocen los virus malvados, malware, ransomware , troyanos y demás amenazas cibernéticas. En efecto, cualquiera aquí tiene un VPN (Virtual Private Network) o un software que los identifique y neutralice.
En cuanto a las maletas, sería aconsejable que algunos personajes excesivamente visibles las vayan preparando porque aunque Candide, enseñado por su maestro, el Dr. Pangloss, opine que éste es el mejor de todos los mundos posibles no creemos que éste precisamente sea nuestro caso.
¿O será que algo que parecía imposible hoy en día parece posible? Porque a pesar de la inocente ingenuidad de algunos componentes del padrón electoral al pensar que están remontando, eso es ¡pura ciencia ficción!
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Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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