Las obras fantasmas del embuste monumental…, por Alexander Cambero

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Es increíble el nivel de abandono que luce Venezuela. Cuando avanzamos por la nación profunda, vamos descubriendo cómo una gran cantidad de obras se fueron quedando como esqueletos de cemento y cabillas atrapadas por la maleza que bordea lo que alguna vez fue una esperanza de progreso. El régimen comenzó alucinando con una serie de promesas que llevó hasta convertirlas en una ilusión con la mascarada del señuelo.
Ofreció una descomunal cantidad de ellas con el triste resultado de quedar sepultadas por la ineptitud. Escuelas sin terminar. Carreteras que solo recibieron la colocación de metros de asfalto y el ramplón, discurso de ocasión, sistemas eléctricos que no encendieron un bombillo. Túneles sin luz al final. Canchas deportivas donde no se pateó un balón que generosamente devolviera alegrías. Embalses que no recogieron un milímetro de agua. Acueductos que no lograron darle vida a los grifos. Trayectos para trenes que solo se convirtieron en una mentira que se exhibe como un paciente que no termina de encontrarse con la realidad. Viviendas sin techo ni paredes. Escombros como guarida de serpientes y alacranes tan funestos como aquellos que se quedaron con la plata.
Solo vallas cubiertas de vejez donde se habla de obras que son fantasmas de tétrica estela. Son lugares abandonados, nadie responde por la gran inversión dilapidada. Un verdadero robo al corazón económico de Venezuela. Una gran demostración de lo que significa la horda revolucionaria ejerciendo el poder.
Cada entidad federal tiene alrededor de cincuenta trabajos de envergadura que se quedaron a la vera del camino. Se calcula que la administración revolucionaria gastó 988 mil millones de dólares en obras no concluidas. Jamás se levantaron investigaciones por parte de los entes encargados. Todos fueron al mismo caldero de la bruja.
El triste espectáculo es también la muestra palmaria de la depredación de un sistema moldeado para la corrupción administrativa y política. El dinero malgastado es de tal magnitud que hizo que una República con gran porvenir quedara chapoteando entre el fango asqueroso de la miseria. Nuestros estándares de desarrollo en serios aprietos cuando liderizamos las peores estadísticas. Somos la nación con la peor inflación y el desempleo más alto del continente. Con semejante cruz a cuestas avanzamos por este triste valle de lágrimas.
Fue demasiado atroz el veneno con etiqueta del socialismo. El quiebre de las instituciones democráticas fue con la debida autorización para que el sistema actuara a sus anchas. Sus grandes jerarquías crecieron económicamente mientras la ruina se hizo presente en la vida nacional. El boato institucional se desparramaba por los intestinos del estado para llenar los bolsillos de los revolucionarios de la elite.
Los del barrio solo han sido los tontos útiles que utilizan para generar la violencia en las calles. Son el rostro decorativo de un proceso que los utiliza por algunas migajas. Es la miseria humana marchando como columnas de soldado ciegos camino al infierno.
Nos tocará reconstruir sobre las ruinas de un proyecto hegemónico que nos convirtió en rehenes de la mentira. Volver por la senda democrática que nos traiga pleno crecimiento y desarrollo es una tarea necesaria para el futuro de Venezuela.
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Alexander Cambero es periodista, locutor, presentador, poeta y escritor.
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