Las otras guerras, por Aglaya Kinzbruner
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En silencio y solapadamente aparecen enemigos nuevos. Eso de enemigos suena como muy radical. Pero no lo es. Porque, ¿qué otra cosa es alguien que te quita tu trabajo o te lo pone cada vez más difícil? ¿Cuántos días duró la huelga de escritores y guionistas en Hollywood? 148 días. ¿Cuáles fueron las quejas? Mayormente se debieron al uso de la Inteligencia artificial. Nadie se oponía en principio que se usara la IA para investigación y búsqueda en relación a ciertos temas, pero no que se usara para el «remake» de películas viejas sin consultar ni recompensar a escritores y guionista.
También cundió el pánico entre los extras acostumbrados a sus buenas entradas y trabajo seguro. Y aquí viene el duende detrás de la IA que simplemente los clona y ¡listo! Los estudios cinematográficos se ahorran esa platica. Hasta ahora se estima que por la IA se han perdido unos 4.000 trabajos en Estados Unidos (Business Insider) pero, según Goldman Sachs se pueden perder en un futuro próximo unos 300 millones más.
Sin disparar un tiro, habrá trescientos millones más de pobres. Para muestra basta un botón. British Telcom piensa reemplazar 10.000 empleados en el curso de 7 años con IA.
Hay otros programas que ilegalmente le rindieron una buena plata a compañías que querían gastar lo menos posible en propaganda. Hace un mes apareció la noticia que el actor Tom Hanks había hecho una grabación en YouTube con su imagen y la palabra Beware (Tengan Cuidado). Resulta que en las redes había aparecido él, en realidad había sido una clonación, sugiriéndole al público a adherirse al tal y cual, se dice el pecado y no el pecador, plan dental. Él negó cualquier participación en esa estafa. Porque las cosas hay que llamarlas por su nombre. Una estafa es una estafa y un fraude es un fraude. La compañía en cuestión negó haberlo involucrado intencionalmente. Sólo por una pequeñísima casualidad la imagen tenía un «leve» parecido con el actor en cuestión.
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Lo mismo le hicieron a Mr. Beast, Jimmy Donaldson, con una propaganda con respecto a una oferta de teléfonos inteligentes de Apple por sólo 2$. Por supuesto denunció el hecho pero ni él ni Tom Hanks pudieron evitar que las compañías perpetradoras del deepfake se enriquecieran con su viveza. ¿Y si lo mismo le hubiera pasado a Fulano o Perencejo, quién le hubiera hecho caso al publicar su desmentido por YouTube?
¿Y qué me dicen de los profesores? Lógicamente un examen o una tesis hechos con la ayuda de IA no pueden considerarse válidos. ¿Y cómo se defienden los profesores? Ya, de por sí, tienen una profesión difícil, abnegada y de mucha paciencia para sucumbir fácilmente a triquiñuelas malintencionadas. Por un lado ya se han armado de un aparatico que inhibe la data (jammer). Los alumnos no pueden recurrir al sabio señor Google, ni al teléfono inteligente ni a otros artefactos en clase. Si, de alguna manera, recurriesen a la IA, hay ahora una APP que ya está en las manos apropiadas que detecta la incursión de la malvada IA. Se llama GPT AI content detector. Así armados contra las inicuas intenciones de los estudiantes pueden hacer su trabajo.
Sin embargo, no todo es pura tecnología. Hay personas de mucha experiencia que, sin necesidad de recurrir al AI Content Detector, pueden encontrar el uso de la IA en la elaboración de un texto, por la repetición de palabras, poca originalidad, la inconsistencia entre tono y estilo, la falta de emoción, etc.
Nunca podrá la IA escribir algo con el toque de genio que tiene «El amor en los tiempos del cólera». Ni ganarse un premio Nobel. En cuanto a nuestro sistema de gobierno actual, ni el Nobel, ni la inteligencia artificial, ni la purita inteligencia.
¡Paz y amor!
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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