«Las palabras justicia, libertad y democracia se han vuelto vacías»
El jueves 10 de noviembre el poeta barquisimetano Rafael Cadenas fue galardonado con el premio Cervantes 2022, el máximo reconocimiento de las letras en español. Es el primer venezolano en ser reconocido con esta distinción. Con motivo de esta nueva hazaña del escritor reproducimos esta entrevista concedida a TalCual, en 2014, para en el suplemento cultural «Literales»
Autor: Elizabeth Araujo
Media ciudad despierta y se declara en emergencia. De madrugada, más de 700 policías y guardias nacionales arrasaron las carpas que los estudiantes plantaron en ciertas avenidas, calles y plazas su ruego: exigir la liberación de los compañeros presos y detuvieron a los ocupantes. Por cumplir con esa misión, estos funcionarios dejaron de arrinconar a los hampones que azotan a la gente trabajadora de barriadas y urbanizaciones.
Esta acción militar que el ministro del Interior festeja como la épica triunfal de una gran batalla y adereza con la exposición al aire libre del arsenal de «material incautado» en los campamentos de la libertad, irrita al vecino pero también al transeúnte. Es natural que nadie crea semejante acusación del mismo general que ha jurado tantas veces haber visto sicarios colombianos atravesar la frontera; que ha mostrado gráficos de decenas de operaciones golpistas, y le ha calzado a los planes conspirativos «made in Miami» nombres diversos, a veces risibles, como sacados de alguna película de espionaje.
*Lea: Rafael Cadenas, una semblanza; por Victoria De Stefano
De modo que la calle se enciende por la protesta. De lejos se oyen los disparos y se siente el aire tóxico de los gases lacrimógenos. Al otro lado de esta misma Caracas que hierve, el aire tenso rompe con la quietud que suele reservar para la meditación, y el poeta se irrita. Rafael Cadenas desenvaina su preocupación por el país que unos improvisados gobernantes le quieren dejar a las futuras generaciones.
Las palabras de un poeta suenan a veces como la tarea lastimosa de alguien que quiere volver a ganarse la vida.
Aunque sigue siendo la misma sustancia humana que ha obtenido premios y reconocimientos internacionales, Rafael Cadenas no quiere dar lecciones a nadie, pero piensa que no hay que dejarse utilizar por aquellas mal llamadas buenas causas, «que más bien atrasan el tiempo, y son como un aire de adelantarnos».
-Rafael Cadenas, el poeta, se asoma a la ventana desde donde contempla el país y ¿qué mira de distinto a lo que observa el ciudadano Rafael Cadenas? Además de todo lo que ve el ciudadano que soy, observo que el uso oficial de las palabras las despoja de sus significados.
-No hay correspondencia entre ellas y éstos. Se necesita una «rectificación de los nombres», como quería Confucio, para devolverles su contenido a grandes palabras que se han vuelto vacías. Por ejemplo, justicia, libertad, paz, democracia, Constitución, y agregue el lector otras.
-¿Qué ocurre al interior de un poeta que ve cómo unos delincuentes, apoyados por la GN, queman universidades y disparan contra los estudiantes?
-Eso me duele, pero más me aflige que tantos venezolanos no sientan lo mismo. Parecen no darse cuenta de la gravedad de esas atrocidades. ¿Qué les pasa? Es como si no fuera con ellos, y sí lo es porque también ellos sufren las consecuencias.
– ¿A qué se asemeja la quema deliberada de una biblioteca?
-A lo que hacían los nazis. Los regímenes comunistas censuran o impiden la circulación de ideas y libros que no les convengan. Algo parecido a quemarlos. También en los países islámicos se aplican prohibiciones sectarias. Sólo la democracia tiene como esencia la libertad. Aquí aún no hay veto a libros, pero cada vez se encuentran menos. Varias librerías han cerrado; las que subsisten tienen que hacer esfuerzos inusuales para traerlos; escasea el papel; a los periódicos se les niegan las divisas para adquirirlo y así se les obliga a reducir sus páginas, lo que es inconcebible para un gobierno democrático. Parece que el actual gobierno desea que desaparezcan o comprarlos para que lo apoyen, como ha pasado con las televisoras y casi todas las radios. Democracia o barbarie, el título de un libro de Fernando Mires, lo dice todo. Pero tengo que resaltar que no están quemando libros en una pira, aunque sí están incendiando universidades.
-¿Se está quedando el planeta sin poesía, o son estas nuevas formas de expresión, mediante mensajes de textos y los 140 caracteres del twitter, una suerte de haiku a través de los cuales se comunica el mundo actual?
-Mientras haya lenguaje y personas con sensibilidad, habrá poesía. Y sí, el twitter ha incrementado la comunicación. Ofrece dos posibilidades: le da cabida a la creatividad y a la tontería. Si brota un haiku, es por obra del azar.
-¿Por qué es necesario que el niño tenga contacto, desde temprana edad, con la poesía, tanto como se debe aprender la tabla de multiplicar?
-Las obras literarias enriquecen su lenguaje y los capacitan para detectar el adoctrinamiento al que se les somete en la educación primaria y secundaria. También pueden percatarse de que los totalitarismos construyen un ídolo para dominar la sociedad. Ver lo que es verdad y lo que es propaganda.
Viento en el rostro de Cadenas
A sus 84 años, Rafael Cadenas aparece con la vestidura del sobreviviente de muchas catástrofes personales. Como estos estudiantes de hoy que no le temen al puño opresivo que baja por la avenida, él también apostó sus 23 años a la lucha contra la represión y a la caída de la dictadura perezjimenista. Incluso, derribado el tirano e instaurado un nuevo ciclo político en la vida del país, se sumó al movimiento rebelde que prendió como una fiebre a una parte de la juventud venezolana, hasta que un largo exilio le condujo a reencontrarse con la poesía.
-Usted, quien en su juventud participó en actividades para derrotar la dictadura de Pérez Jiménez, ¿qué cree que le está faltando a la oposición actual? Realmente no sé. Tampoco la critico.
-Tiene una paciencia admirable, no descansa, soporta mucho.
-¿Por qué quienes ayer fueron dirigentes estudiantiles son hoy, en funciones de gobierno, cómplices silenciosos de detenciones de jóvenes, incluso menores de edad, por el simple hecho de protestar?
-Esa es una pregunta para hacérsela a ellos. Pueden contestarla y justificar su posición. A la mente le es posible explicar todo y quedar aparentemente bien.
-En medio del país herido por la incompetencia gubernamental y una violencia incontenible, ¿cuál es el rol del poeta hoy?
-Estar, como decía Albert Camus, con los que padecen la historia; proteger el significado de las palabras en el sentido que ya le dije. Abogar por el respeto al prójimo, sea cual sea su credo. Contribuir a la unión de los venezolanos para crear un país sano; pues, como dice Teodoro Petkoff, el país está hoy enfermo, un país honesto, un país moderno. Desunidos no podemos hacer eso. Claro, esta postura es personal. Yo no puedo señalarle el rol a nadie. Hablo desde mi insuficiencia. Cada quien obedece a su sentir.
-¿Por qué en los gabinetes de gobierno debe haber poetas y maestros de la misma forma como hay economistas e ingenieros?
-Creo que no durarían mucho allí, más bien deben estar estudiando, escribiendo, hablando, para servir a buenas causas.
– Una línea de algún poema suyo que pueda describir la Venezuela actual.
-No recuerdo ninguna pero hay un verso de Eugenio Montejo que suelo citar: «Este país que no termina de enterrar a Gómez».