Las tres erres, por Aglaya Kinzbruner
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«Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie». Esta es la frase más famosa del libro «El Gatopardo» y también de la película que se realizó un tiempo después. Y eso le dice Tancredi Falconeri a su tío favorito, el «zione», el príncipe Don Fabrizio Salina para explicarle por qué va a ofrecerse a acompañar a Garibaldi para la famosa invasión de Los Mil que desembarcará en Sicilia por el puerto de Marsala el 11 de mayo de 1860.
Al tiempo de la invasión garibaldina, Sicilia se encontraba dominada por los Borbones y en realidad había sólo dos clases sociales, los nobles y ricos, los pobres que trabajaban la tierra, los empleados domésticos y la iglesia con su burocracia particular. Como ese estado de cosas no tenía a la gente muy contenta, el pueblo recibió a Garibaldi con entusiasmo, y le abrió su corazón. Así las cosas, el príncipe personificado en la excelente actuación de Burt Lancaster ve como necesario y provechoso el paulatino surgir de la clase media.
Esa clase media se ve representada en la figura de Don Calógero Sedara, padre de la joven Angélica Sedara de quien se burlan un poco las hijas del príncipe pero de quien Tancredi se enamora perdidamente. En un pasaje donde el príncipe se va de caza con Don Ciccio Tumei éste le confiesa dos cosas que tienen relevancia dentro de la historia, una que en el plebiscito que se celebró para votar por el sí o el no de la adhesión de Sicilia a la península italiana, él había votado por el no que no fue tomado en cuenta en absoluto, ¡en la votación no salió ni un solo no! y lo tenía sumamente indignado.
Y la otra que Don Calogero había visto una vez la que sería su esposa y eso bastó. El embrujo fue tal que se casó inmediatamente con ella y no se la llevaba con él a ninguna parte. Ni siquiera a misa. Tenía que ir ella solita en la madrugada. El vivir la pasión que sentía por ella como una obsesión hizo de él un hombre más pleno y ¡hasta rico! Y tal parece que la hija Angélica había heredado ese mismo magnetismo.
El autor del libro es el escritor Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa (1986 – 1957). El libro se inspira en la vida de su bisabuelo y aunque los protagonistas son personajes ficticios su descripción del Risorgimento italiano es bastante fidedigna. La publicación de su libro fue póstuma ya que fue rechazada en un comienzo por grandes editoriales como Einaudi y Mondadori, y publicada luego por Feltrinelli, por indicación de la hija de Benedetto Croce, Elena, convirtiéndose en un bestseller casi enseguida.
En el 1963 se llevó a cabo la filmación del Gatopardo por Luchino Visconti, valiéndole muchos premios, entre ellos la Palma de Oro de Cannes. Una de las características más llamativas de la película es que cada actor habla en su idioma nativo, Burt Lancaster en inglés, Alain Delon en francés, los demás en italiano y todos son doblados al dialecto siciliano de aquella época y lugar. ¡Y nada de eso se nota! Tal es la maestría de Luchino Visconti que sabe cómo llegar al público hasta con el manejo de los colores y el polvo. Cuando las carrozas corren arrastradas por los caballos, el levantar del polvo da la impresión de un alzar de vuelos de grandes pájaros. El gatopardo forma parte del emblema de los príncipes de Lampedusa.
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Esos cambios que han empezado a darse en nuestra sociedad y cada día son más notables son tales que los que antes eran del primer gobierno ahora son de oposición sin fundirse con la oposición más antigua que, por otro lado se opone a la oposición radical. ¿Qué diría Facundo Cabral, el querido cantautor argentino? – Coman hierba que las vacas tienen miles de años haciéndolo -. No hay como la experiencia.
Y, cuidado con las 3 erres, son éstas, remate, reparto y retirada.
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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