Laureano presidente, por Freddy Núñez
Twitter: @nm_freddy
En días pasados tuve la fortuna de poder hablar por teléfono con mi muy querida amiga, Malin Pino. Ella es hija del excelente poeta merideño León Alfonso Pino, de cuyo afecto hondo y recíproco disfruté hasta su partida.
De la valía e importancia de su primer libro de Liras, Del tiempo que remonta su aventura, da fe el hermoso prólogo del gran Vicente Gerbasi. Del segundo, En la Comarca lenta del olvido, encuentra la poetisa Ernestina Salcedo Pizani mucha de esa sabiduría de la que habla Fray Luis de León .
Malin viene pues, de allí, de la cultura honda y sin poses, esa que la ha llevado a la docencia universitaria en Mérida, a estudiar en Francia, a participar por años, activamente, en La Tertulia de los martes, grupo de significación en su estado natal, entregado al análisis y propuestas para una Venezuela que supere el atraso y la miseria que nos agobia.
Fue una conversación dulce, sin poder ahuyentar del todo la tristeza que nos produce a los venezolanos sentirnos víctimas de una tremenda injusticia, la fractura honda de los afectos que acompañan a la familia y los amigos, muchos de ellos dispersos por el mundo tratando de construirse el futuro que desde hace un cuarto de siglo el régimen iniciado por el teniente coronel Chávez, y su sucesor, han hecho trizas.
Son casi 8 millones de venezolanos desperdigados por el planeta, y en cada uno de ellos está un pedazo de nuestro amor, de nuestra vida, de nuestra esperanza. Malin es recia, valiente, habla con una fluidez y sensatez que ya quisieran al menos el 90% de nuestros políticos tradicionales.
Era inevitable preguntarnos ¿Y ahora qué hacemos? Frente a la destrucción del país, que no cesa, ¿Qué nos queda por hacer a los venezolanos que aspiramos a una solución democrática, pacífica y constitucional? ¿Es la primaria de la oposición la garantía de un futuro triunfo electoral que rescate la democracia y el bienestar de los venezolanos?
¿Quién resulte electo candidato, podrá desterrar el odio y la división sembrada dentro de ella por el régimen, y por algunos mercaderes que allí pululan?
Tenemos ideas claras acerca de lo que hay que hacer en un nuevo y verdadero gobierno democrático desde el punto de vista de la economía y de los derechos constitucionales, Pero, ¿No es urgente que quien resulte electo sea capaz de producir emoción y confianza genuina en la gente? ¿Alguien a quien sólo puedan acusar de honesto, de probo, de ser capaz y formado, de conocer al país, de poseer una formación cristiana que entiende las necesidades de los pobres, sin demagogias o populismos nefastos?
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¿Alguien que jamás ha participado en trastiendas y arreglos de ningún tipo y cuya vida es un espejo abierto y pulcro? ¿Alguien Joven que en definitiva no genere rechazo de la población, pues nada debe? ¿Alguien que pudiera unir de verdad al país, y merecer el respaldo de todos para la indispensable unidad nacional que debe existir para las elecciones y a la hora de formar gobierno?
Malin y yo nos permitimos soñar, y luego de muchos y diversos análisis, concluimos que entre varios venezolanos destacados, hay uno a quien desde este insignificante espacio nos dirigimos: Laureano Márquez. Si, sabemos su situación actual, recién casado, y al parecer próximo a tener un hijo. Pero también sabemos de su amor por el país, y de su angustia por la hora menguada que padece.
¿Serían capaces los candidatos a la primaria, de anteponer a todo, su amor por Venezuela y apoyar a Laureano? ¿De rodearlo para conformar equipos plurales que le permitan ganar las elecciones y hacer un gobierno de unidad, eficiente, que permita construir el gran país, perfectamente posible si nos unimos todos?
Sin sueños no hay futuro. Laureano se ha opuesto desde adentro y también desde fuera del país, a todo lo que ha significado injusticia y violaciones a los derechos humanos y la constitución nacional. Y ha utilizado sus únicas armas, el talento, el humor exento de chabacanería, y la pluma. Aún recuerdo a Teodoro lamentando que TalCual no pudiera compensar con un pago mínimo, los brillantes editoriales de Laureano, los viernes, hechos de manera gratuita, como una forma de contribuir a hacer país. Quizá este sueño pueda hacerse realidad. Gracias por tanto, Laureano.
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