¿Ley Habilitante para qué?, por Teodoro Petkoff
¿Para qué va a pedir Chacumbele una Ley Habilitante? En estricto sentido, no la necesita porque para hacer frente al desastre natural que vive el país no le hacen falta poderes especiales. ¿Qué hay que no pueda hacer con los recursos y poderes de que disponen ya el gobierno y el Estado? Si fuere verdad el pretexto que utiliza para solicitarlos, el de la emergencia, entonces, con ponerse a trabajar con sentido nacional, engranando a todos los poderes públicos y convocando a todos los sectores, sería más que suficiente. Ergo, debe haber alguna otra razón para solicitar una Ley Habilitante que, por si fuera poco, si se la pretendiera extender más allá del 5 de enero, sería inconstitucional, porque hipotecaría a la próxima Asamblea Nacional. Su vigencia no puede ir más allá de las tres semanas y media que le quedan a la moribunda. Tratar de extender los poderes especiales más allá del próximo 5 de enero representaría un verdadero salto mortal jurídico.
Puesto que Chacumbele ha venido montando un tinglado teatral con la tragedia, para disimular con show la imprevisión, la improvisación y la abismal ineficacia del gobierno, (que ahora se la echan en cara en cada refugio donde se hace presente con sus aguajes), hay que concluir, mientras se conocen la Ley y su verdadero objetivo, que se trata de un nuevo acto teatral. De una nueva simulación de preocupación por el problema y de fingimiento de búsqueda de soluciones. «Vamos a trabajar 24 y 25, 31 y primero»: ¿todavía habrá cándidos que se traguen estas cobas? Parte del teatro chacumbeliano ha sido la designación de Farruco Sesto como ministro para la Reconstrucción de Caracas, que es el titulo prosopopéyico que se ha dado a su nueva chamba. Esta es exactamente otra demostración de que todo es puro teatro. Si fuere verdad que Chacumbele quiere enfrentar «la reconstrucción» de la capital, se buscaría un gerente de eficiencia demostrada y no un inútil como Farruco, cuya doble paso por el Ministerio de Cultura no ha dejado huella alguna, y cuyo ejercicio del Ministerio de la Vivienda, a donde fue a parar, la primera vez que lo saltaron de Cultura, debió ser tan decepcionante para Chacumbele que lo sacó en un santiamén. Este modelo de incapacidad, pues, es quien se encargará de hacer de Caracas algo semejante a Bogotá o Lima. ¡Válganos Dios! Pero, esa designación revela otro detalle significativo. Cómo habrá sido de decepcionante la labor de Jorge Rodríguez y de Jacqueline Faría, que peor que ellos no debe ser Farruco, pensará Chacumbele en última instancia, el gran responsable de todo esto, porque, precisamente, siempre se equivoca al elegir a sus colaboradores.
¿O será que mediante la Ley Habilitante quiere aprobar las reformas a la Ley Resorte y a la Ley de Telecomunicaciones, con las cuales pretende establecer la censura en los medios radioeléctricos? Mañana nos ocuparemos de esto.