Libertad de Guaidó y cautela de Maduro producen desconcierto en el chavismo
Para Diego Bautista Urbaneja, Maduro queda muy mal parado después de tantas bravuconadas sobre el destino judicial de Guaidó, quien sigue libre pese a las amenazas. En opinión de Óscar Bravo, la presión internacional y la polarización llevó el tema de la aprehensión a un dilema shakesperiano
El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, quien se juramentó como presidente encargado de Venezuela, regresó al país el pasado lunes, ingresó por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, pasó por migración, ha realizado actos de masas, anunció un paro escalonado para los próximos días y continúa libre, todo ello a pesar de que el gobierno de Nicolás Maduro había asegurado que sería aprehendido al ingresar al suelo patrio debido a que transgredió la medida de prohibición de salida del país que le dictó el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
“Él tendrá que enfrentar a la justicia. Él no puede ir y venir y la justicia le tenía prohibido dejar el país. Nadie puede estar por encima de la ley. En este caso, el señor Guaidó tiene que responder ante la justicia”, expresó Nicolás Maduro el pasado fin de semana.
El mismo día del regreso de Guaidó, Delcy Rodríguez afirmó a la televisora rusa RT que “su comportamiento, sus actividades, serán cuidadosamente analizadas por las instituciones del Estado y que se tomarán medidas apropiadas”.
Pero la funcionaria más vehemente fue la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, quien expresó que ya le tenía la celda lista al titular del Parlamento.
Analistas consultados por TalCual coincidieron en que el caso de Guaidó ha puesto a Nicolás Maduro en un dilema y que la cautela ha signado la falta de acción del Ejecutivo, pero también advirtieron que el desafío de Guaidó al gobierno -a pesar de todos los anuncios- puede generar incertidumbre en las filas del chavismo.
“Hay dos elementos; primero que la presión internacional fue realmente clara y fuerte con expresiones como que habría acciones firmes, graves, inmediatas si se actuaba contra Guaidó, además del factor importante del movimiento que hubo de embajadores y mensajes de las distintas cancillerías tanto a Delcy Rodríguez como al canciller Jorge Arreaza; el segundo elemento es el de diferencias internas, que no estaban claros en qué hacer ya que había un grupo que decía que se debía ser muy duro en el tema y otros que pensaban que se debía ser más cautelosos, así que creo que esto, combinado con la presión internacional les llevó a decidir el no actuar”, explicó analista político Diego Bautista Urbaneja.
El también historiador afirmó que se ha configurado un escenario donde la posibilidad o eventualidad de que el gobierno siga imponiéndose por la represión es más frágil. “Creo que esa capacidad está agotándose, tanto en capacidad bruta, (porque) ¿hasta dónde puede el gobierno seguir reprimiendo en términos absolutos? y también en el sentido de que cada vez son más las voces internas que se oponen a continuar en esa ruta, que es demasiado riesgosa”.
A juicio de Bautista Urbaneja, se ve en el horizonte que lo que va a ocurrir es una salida electoral que va a significar un cambio de gobierno, con las condiciones indispensables para que tales comicios puedan ser legítimos y válidos. “Las capacidades represivas disminuyen y la voluntad de ejercer la represión, que como sabemos es el único recurso que le va quedando a Nicolás Maduro ya que sabemos de su poco respaldo popular y de sus limitaciones económicas”.
En su opinión, Nicolás Maduro queda muy mal ante sus seguidores “después de tantas bravuconadas y amenazas” y que queda evidenciado que hay fracturas y diferencias internas en esa gestión. “Por su puesto eso tiene que tener un impacto negativo en los seguidores de Maduro”, insistió.
Razones de Estado
Por su parte, el politólogo Óscar Bravo aseguró que Guaidó sigue libre debido a razones de Estado, que define como todas aquellas decisiones que toma o deja de tomar el Estado cuando considera que son puntos sensibles que pueden afectar o no la estabilidad de un sistema político o puede trastocar la institucionalidad.
Entre tales razones señala que el Ministerio Púbico aún no ha oficializado los presuntos delitos que habría cometido Guaidó.
“Hay medidas cautelares, bloqueos de cuentas, vender, hipotecar bienes que posea y salir del país, eso significa que independientemente que voceros gubernamentales hayan hablado de detenerlo al llegar o que ya le tienen la celda, etc. no pasa de un lenguaje oficial gubernamental pues quien dictó la medida cautelar es el TSJ por lo que solo el TSJ es el que puede dictaminar si la persona está en desobediencia ante un postulado que no se cumplió y una de las consecuencias es generar la sanción que es la pena de presidio”, consideró el analista.
Indicó que las autoridades se tomarán el tiempo necesario para verificar lo ocurrido y luego actuará.
Para Bravo el tema ha sido politizado tanto por la izquierda como por la derecha, a nivel nacional e internacional y, al respecto, refirió que existe una presión internacional para que no se tome la decisión de detener al parlamentario, por lo que la medida se ha convertido –dice- en un dilema shakesperiano.
“Lo que está demostrando (el gobierno) es cautela por razones de Estado y luego, como eso tomó escenario internacional, debe actuar de la manera más apegada al ordenamiento jurídico. Pueden verlo como debilidad las personas que están a favor de que lo meta preso (pero) si no lo está es porque la institucionalidad jurídica que tiene que tomar la decisión no la ha tomado todavía y a su vez está la presión de la comunidad internacional. Su detención ha tomado un matiz político”.